Sociedad

México y el mundo piden PAZ

Tijuana fue protagonista de marcha binacional y asamblea por una cultura de noviolencia

Fotografía por: Josué Beltrán

Con marcha y asamblea se abordó un tema conocido, demasiado, en nuestra ciudad: migración y paz.

El tema siempre está en boga entre aquellos que viven y sufren Tijuana y su frontera.

Además, tiene los reflectores encima de una manera intensa y particular: el de la migración y la frontera deja de ser un tema de seguridad nacional exclusivo de Estados Unidos. Ahora lo es también de México.

Sabemos cómo en México se va a tratar el asunto: con balazos. La muestra, el despliegue de la Guardia Nacional para atender la urgencia.

Pero la militarización y criminalización no es la solución. México a pagado facturas muy caras por las guerras intestinas que desde su creación ha tenido.

México ya está cansado de holocaustos. Así, se asoma en el horizonte la opción de la educación.

Hoy en Tijuana se dio un paso significativo para esto. Se marchó por la noviolencia pero se instaló la Primera Asamblea de Pueblos, Barrios y Comunidades de la región San Diego-Tijuana.

Esto fue producto de la convocatoria que hizo Sonia Deotto y Haydé Murakami, académicas de la Universidad Universidad Gujarat Vidyapith, fundada por Ghandi en 1920, considerado precursor del activismo por la noviolencia.

Sonia, Haydé, la Universidad Gujarat Vidyapith y otras instituciones como El Colegio de San Luis, AC, se sumaron al activismo de Francisco “Pancho” Ramos Stierle, quien fue detenido, momentos antes de culminar su activismo, por las autoridades migratorias mexicanas en pleno paso este, de San Ysidro a Tijuana, al no comprender éstas su discurso.

Al preguntarle los migras mexicanos sobre su nacionalidad, cosa de mero trámite, contestó que nació “en un lugar llamado México, pero ¿por qué presentar etiquetas al nacimiento de una persona?"

Eso no le permitió culminar la caminata que inició “Pancho” el 12 de marzo desde Oakland, California, simbólico pues originalmente fue territorio del pueblo Ohlone y cuna del movimiento de las Panteras Negras.

La caminata de protesta la empezó justo en el aniversario del inicio de la gran Marcha de la Sal de Mahatma Gandhi pero no la culminó por la detención en la puerta de México. No se sabe su estatus, es decir, qué harán con él las autoridades mexicanas o estadounidenses en su defecto.

Detuvieron a “Pancho” pero la agenda tuvo que continuar. Los convocados en Tijuana ya esperaban del lado mexicano. Esperaba a la comitiva un ritual de sanación y purificación pai-pai y obra de arte de Enrique Chihu, quien instaló palomas de la paz hechas con cartón simulando origami.

Tras la ceremonia, el contingente de aproximadamente 200 personas se dirigió al CECUT, al domo IMAX, para instalar la asamblea.

Los tópicos abordados fueron los necesarios. El tema migratorio, tópico que se instala en la noviolencia por la criminalización de la misma, fue la gran interrogante que abrió el evento. Se preguntó ¿por qué necesitamos papeles para justificar algo como el movimiento humano?

Esto, a raíz de la detención de Pancho, el activista que detonó la marcha y asamblea.

Fue mixta, pero destacaron por su presencia los pueblos originarios, principalmente yumanos, yaquis, wixarikas y purhépechas. Ellos, entre muchos otros, han sido históricamente violentados, marginados y criminalizados por sus necesidades de migración pero también de defensa de derechos ancestrales y tradicionales.

Las sociedades modernas nunca han comprendido que las leyes son artificiales. Por eso en la asamblea resonaron palabras como unión, hermandad, familia, y, justamente, de lo absurdo de las etiquetas modernas.

Una voz que se escuchó con fuerza fue la de Tomás Rojo, representante del pueblo yoreme, los Yaquis. Fue emotivo: dijo que “la libertad que debemos conocer es la ancestral, la del viento y la palabra”.

Otro representante de pueblos originarios fue el Dr. Atahualpa Chávez, Investigador y Profesor que se presenta sobre todo como Purhépecha, pues es su pueblo de origen.

El Doctor Chávez comentó cómo la violencia no se ejerce sólo sobre la gente, sino contra la tierra, el paisaje, el medio. Dijo que ésta es compleja y producto de muchos frentes. El resultado, al final, la fragmentación cultural por la normalización de lo violento y esto deriva en múltiples expresiones de degeneración social.

El argumento del Dr. Chávez fue obligado de visibilizar. Hablar de violencia no sólo implica hablar de homicidios, drogas, de nota roja, sino de la degeneración del tejido social y de todo aquello que históricamente lo ha configurado. Ese es el verdadero riesgo del trato que se le da al tema desde las instituciones.

El Estado ha combatido la violencia con más violencia. Señal que no conocen el problema. Paradoja.

La comunidad náhuatl también tuvo presencia. Abogaron por las formas tradicionales de gobierno: el colectivo de la comunidad. Su representante dijo que nadie necesita nombrientos para cuidar la tierra ni el amor.

Otro protagonista de la asamblea fue Félix Hernández, miembro del Comité Estudiantil de la Huelga de 1968. Habló del simbolismo de la marcha de “Pancho” pero sobre todo, del absurdo del muro. “Siempre migraremos” dijo con autoridad.

Se busca un México y un mundo sin fronteras. Se dijo que hoy es el tiempo de la justicia. Que la sociedad ya no quiere guerra ni con soldados, policías, guardias, paramilitares ni nadie que defienda la violencia. Lo que el mundo quiere, es paz, solo eso.

josue.beltran@sandiegored.com

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