El presidente Barack Obama publicó una carta en la que analiza lo ocurrido durante el fin de semana en Texas y las masacres que constantemente tienen lugar en Estados Unidos.

Michelle y yo estamos de luto con todas las familias en El Paso y Dayton que soportaron estos últimos tiroteos masivos. Aunque aún siguen emergiendo detalles, hay algunas cosas que ya sabemos que son verdad. Primero, que ninguna otra nación en la Tierra se acerca a experimentar la frecuencia de tiroteos masivos que vemos en Estados Unidos. Ni una otra nación desarrollada tolera los niveles de violencia armada que nosotros tenemos.

Cada vez que esto sucede, nos dicen que leyes más severas no detendrán todos los asesinatos; que no detendrán a todo individuo trastornado de obtener un arma y dispararle a personas inocentes en espacio públicos. Pero la evidencia demuestra que podemos detener estos asesinatos. Pueden salvar a algunas familias de un corazón roto. No estamos indefensos en esto. Y hasta que todos nos pongamos en pue e insistamos en que los funcionarios públicos se hagan responsables y cambien nuestras leyes de armas.

Y hasta que todos nos pongamos en pie e insistamos en que los funcionarios públicos se hagan responsables y cambien nuestras leyes de armas, estas tragedias seguirán ocurriendo. Segundo, aunque las motivaciones detrás de estas balaceras no sean totalmente sabidas aún, hay señales de que el tiroteo en El Paso es parte de una tendencia peligrosa: individuos con problemas que adoptan ideologías racistas y se ven obligados a actuar de forma violenta para preservar la supremacía blanca.

Como los seguidores de ISIS y otras organizaciones terroristas extranjeras, estos individuos podrán actuar solo, pero han sido radicalizados por sitios de supremacía blanca que proliferan en Internet. Eso significa que tanto las las fuerzas del orden como las plataformas de Internet deben idear mejores estrategias para reducir la influencia de estos grupos de odio.

Pero es igual de importante que todos debemos enviar un mensaje claro y comportarnos con los valores de la tolerancia y diversidad que deberían ser el sello de nuestra democracia. Deberíamos rechazar abiertamente el lenguaje que salga de cualquiera de nuestros líderes que alimente un clima de miedo y odio o que normalice sentimientos racistas; líderes que demonicen a aquellos que no se ven como nosotros o que sugieran que otras personas, incluyendo a inmigrantes, amenacen nuestra forma de vida,

se refieran a otra gente como sub-humana, o insinúen que EE.UU. le pertenece a un único tipo de gente. Este lenguaje no es nuevo. Ha sido la raíz de la mayoría de las tragedias humanas a lo largo de la historia, aquí y alrededor del mundo. Está es la razón de la esclavitud y Jim Crow, del Holocausto, el genocidio en Ruanda y la limpieza étnica en los Balcanes.

No tiene lugar en nuestra política y nuestra vida pública. Y es hora de que la gran mayoría de los estadounidenses de buena voluntad, de cada raza, fe y partido político lo digan, clara e inequívocamente.