Una película familiar, emotiva, lenta pero profunda es lo que encuentras en Mi amigo Enzo, en inglés The Art of Raicing in the Rain. Es las historias necesarias para la familia, con un buen guion que se basa en el libro con el mismo título. Simon Curtis lleva un proyecto que deja satisfechos a quienes amen las mascotas y a las carreras de autos.

Mi amigo Enzo es la historia de Enzo, un perro adoptado por el corredor de autos Denny Swift, interpretado por Milo Ventimiglia. Enzo vivirá la formación y desarrollo de una familia cuando Denny encuentra el amor en Eve, interpretada por Amanda Seyfried. Enzo siempre estará entregado a Denny y su amistad evolucionará a ser parte indispensable de la familia y de cada una de sus carreras.

La histioria se siente auténtica aunque en el cine hay tramas muy similares que abordan los problemas familiares retratados en Mi amigo Enzo. Los juicios por la potestad de la hija, las pasiones frustradas por problemas de salud, el amor, la amistad, los choques entre clases sociales y la rivalidad entre el hierno y los suegros. Por eso la trama no logra sentirse original, pero el guion se siente con cohesión entre personajes, con la profundidad suficiente para crear empatía y con los retos para identificar un crecimiento de los personajes.

La primera hora es lenta, probablemente tiene escenas que están reiteradas, pero ayudan a comprender a Enzo y al cariño que le tiene a la familia. La película prepara todo para que haya un suspiro o una lágrima en el emotivo final de la historia.

Siento que estas películas hacen falta, pues en los 90 fueron parte de una moda que cayó en lo absurdo, pero bien trabajadas pueden crear alternativas de entretenimiento y educación en tiempos en los que se aboga por los derechos de los animales.

En inglés, la voz de Enzo la hace Kevin Costner.

Mi amigo Enzo es recomendable aunque no urge verla en el cine, pero apuesto que siempre será grato disfrutarla en familia: en la butaca o en el sillón.