Gobierno

Con el Culiacanazo perdimos todos

Solo nos resta exigir sensatez, integridad y profesionalismo a las cabezas del gabinete de seguridad

Los acontecimientos registrados el pasado 17 de octubre en la ciudad de Culiacán, Sinaloa, nos arrojan datos que denotan un escenario bastante preocupante. Evidentes son ya por parte de los miembros del gabinete de seguridad las diferencias que derivan en deficiencias respecto de la “estrategia” de seguridad por parte del gobierno federal; gabinete que se conforma en su nuevo rediseño por SEDENA, SEPMAR y la propia SSC quedando al descubierto, al menos por parte del Titular de la Secretaría de Seguridad Pública y Protección Ciudadana la carencia de oficio, y como se presume, la anteposición de una lógica aspiracional de interés político electoral en su franca intención de ser a toda costa candidato a gobernador de su estado, Sonora.

A mi parecer quien esté al frente de responsabilidades en materia de seguridad y justicia debe ser ajeno a toda pretensión de cargos públicos de elección popular, así como abstenerse de hacer política y asumir su posición como daltónico.

Este próximo martes 29 de octubre veremos que tipo de justificaciones y expresiones argumentativas, sostendrá (esperemos ahora sí con coherencia, sin ambigüedades ni verdades a medias), el señor secretario oriundo de Bavispe, Sonora, Alfonso Durazo a razón de lo que será, su comparecencia ante el Senado de la República.

Ésta es propiciada a exigencia de los legisladores por el operativo fallido del pasado 17 de octubre que como saldo, nos dejó no menos de 14 muertos entre ellos un civil y al menos un militar, más de 20 heridos, 51 reclusos fugados del penal de Aguaruto,19 bloqueos a entronques y principales vialidades de la ciudad con al menos 6 vehículos y camiones incendiados, agresiones a la novena zona militar, a la central de comunicaciones C4 y a un puesto de mando militar, 14 agresiones con arma de fuego con 7 militares heridos, 8 militares retenidos, 8 unidades policiales rafageadas incluyendo un helicóptero oficial…haaa, y el líder en turno de uno de los carteles mas fuertes del mundo, liberado.

Aunado a lo anterior, el lamentable mensaje que queda como registro para los anales de la historia en esa fecha, y que a mi parecer resulta ser de los aspectos más preocupantes de esta amarga experiencia que vivió no solo el gobierno en turno sino los mexicanos, me refiero a la percepción generalizada de un gobierno débil ante el crimen ahora “más organizado”, errático, sin rumbo definido, desorientado, sin brújula pues; pero principalmente y más preocupante aún esla percepción incluso internacional, de un Estado mexicano doblegado ante el poder del crimen organizado; considero firmemente que ahí, perdimos todos y trataré de abundar en el porqué.

El hecho de ubicarse como gobierno en igualdad de circunstancias al nivel crimen organizado sosteniendo una negociación, es por si misma la razón del porqué perdimos todos, pero peor aún, ya que deriva esto en una claudicación y por ende, en una liberación del líder de un cartel lo que propicia, sin lugar a dudas que al día de hoy la delincuencia organizada, quiza no solo de Sinaloa, se encuentre disfrutando las mieles del éxito y poder como trofeo al “gremio” y en general produciendo una sensación de “envalentonamiento”.

Para colmo propiciado por la misma instancia responsable de su combate y extinción, pues la ruta a emprender y lograr someter al Estado mexicano esta trazada, y éste mapa de ruta le fue entregado al crimen organizado por la misma autoridad arrodillada, por eso sostengo perdimos todos; no es un asunto menor ceder el monopolio de la fuerza a criminales, y no me refiero a algunos vivales que acceden a posiciones de poder ejerciendo cargos públicos, sino a criminales con estructura y poder de fuego en un despliegue armamentístico, es vergonzosamente innedito el actuar del gobierno.

Lo que esta por suceder en un futuro no muy lejano es, a mi parecer, uno de los mayores desafíos que como riesgo latente dejan los acontecimientos del pasado 17 de octubre, pues a partir de esa fecha los diferentes carteles, las organizaciones del crimen organizado y hasta las bandas criminales comunes en diversas poblaciones pretenderén someter, augurando como fórmula de éxito y como moneda de cambio, a la sociedad civil a manera de rehén para lograr sus objetivos y quizá, no solo ante la embestida o arrinconamiento producto de un enfrentamiento planeado u ocasional con la autoridad, sino como medida estratégica ante la previsión de escenarios.

Por ello perdimos todos, y cuando me refiero al haber perdido todos lo hago en sentido amplio, pues perdió en principio el Estado mexicano en su conjunto, particularmente las instituciones como el propio ejercito y fuerza aérea sin excluír a las instancias de seguridad de todos los ordenes de gobierno, el empresariado, los comerciantes, la industria extractiva y de transformación, el comercio de servicios, el sector turístico pues las imágenes en primeras planas en prensa impresa y televisiva dieron la vuelta al mundo y con tristeza pienso que en este impacto también hemos perdido la sociedad en su conjunto incluyendo nuestros niños y adolescentes.

Son estos últimos quienes se ubican en una situación de vulnerabilidad, y por ende son sujetos de alquilarse al sicariato o a cualquiera de las actividades criminales diversas que como potencial atracción promete el incursionar en una aparente mejor alternativa de vida ante escazas opciones de empleo y la falta de oportunidades, creyendo equivocamente seea más rentable o conveniente estar al servicio de un cartel que ofrecerse a un empleo formal.

Un estudio de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos denominado “Violencia, Niñez y Crimen Organizado” refiere la condición de vulnerabilidad que, en contextos con presencia de grupos violentos y criminales, los expone a ser captados, utilizados, abusados y explotados por estos grupos.

Y el clima de violencia que se experimenta en determinadas comunidades tiene impacto muy negativos en niños, niñas y adolescentes. Por lo que se refiere a la forma más extrema de violencia —los homicidios—, las cifras globales de homicidios una vez desglosadas por edad, sexo, condiciones socio-económicas y origen étnico, presentan porcentajes elevados de violencia en adolescentes y jóvenes. Las tasas de muertes violentas por armas de fuego en adolescentes y jóvenes, en especial en varones pertenecientes a grupos tradicionalmente excluidos y en condición de vulnerabilidad.

Recientemente llamo mi atención lo expresado por el catedratico e investigador del CIDE Mauricio Merino, quien durante la inauguración del seminario internacional denominado: “Democracias Capturadas”, expuso que: .…“México está en riesgo de tener problemas como en Chile, Bolivia y Ecuador, si el Estado no resuelve problemas como la inseguridad, el desempleo y hasta la distancia de los partidos políticos con los ciudadanos. Los actos de Culiacán son en primer lugar, la secuela más evidente de lo que no se hizo antes.

A todas luces la captura de las instituciones y la debilidad de las instituciones, la debilidad es enorme, no tienen capacidad para resolver los problemas concretos que se supone que les dan razón de ser…

Nuestro país ya ha quedado con antelación exhibido internacionalmente como un país corrupto e inmerso en la impunidad. Del autodenominado “precipitado y fallido operativo” no se conoce publicamente a quien se le debe fincar responsabilidad por acción u omisión, Asuntos Internos de la Guardia Nacional o la Secretaría de la Función Pública ya deben tener avances en la integración de esos expedientes de investigación para delimitar sansiones, debieron ya haber citado a comparecer o explicar sus versiones sobre lo acontecido, y no asumir que el mentir u ocultar información empieza a ser ya una postura común por parte del gabiente de seguridad, situación que se da en parte, precisamente para eludir responsabilidades y políticamente asumir con gallardía los costos, pues hoy indiscutiblemente a nuestro pesar las bandas y organizaciones del crimen organizado con todo su catalogo de actividades delictivas, pueden alardear respecto de la humillación a la que han sometido a la autoridad.

No somos un país entregado al narco ni al crimen organizado, México somos millones de ciudadanos mexicanos que día a día nos esforzamos por enaltecer sus bondades y virtudes, que trabajamos por una mejor condición país para nuestros hijos aún a pesar de un presidente contradictorio y autoridades erráticas que no dimensionan que sus errores cuestan vidas de gente inocente.

Solo nos resta exigir sensatez, integridad y profesionalismo a las cabezas del gabinete de seguridad y brindar nuestro mejor apoyo a policías y militares que arriesgan sus vidas, pues son los mandos quienes deberán reivindicarse con profesionalismo, planeación y certeza para recobrar algo de confianza, y esto ante la evidente negativa a dimitir de sus cargos por el proteccionismo del manto presidencial, pues en cualquier otra democracia sería a la inversa dimitiendo en demostración de un poco de decoro y algo de dignidad, si es que tienen.

*Edgardo Flores Campbell es Socio consultor de Warwick Intelligence. Licenciado en Derecho y Maestro en Administración Pública, profesional de la Seguridad Pública y Seguridad Nacional y experto en inteligencia preventiva, estrategias anticorrupción, controles policiales, seguridad y desarrollo.

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