El lamentable atentado contra la familia LeBaron en la frontera de Sonora y Chihuahua, donde fallecieron tres mujeres y 6 niños tanto mexicanos como de origen estadounidense, ha sido tomado por los políticos republicanos de Estados Unidos para fomentar una campaña de miedo hacia México.

Donald Trump, presidente de Estados Unidos, fue el precursor con su tuit llamando a una guerra en conjunto con México para erradicar a los cárteles de la droga mexicanos. Ante el llamado, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, tuvo que salir con un mensaje doble, por un lado agradeciendo el apoyo del presidente norteamericano, y por otro afirmando que el territorio nacional no aceptaría la intrusión de fuerzas extranjeras.

Al comentario del presidente Donald Trump le siguieron los comentarios del senador Lindsey Graham, quien aseguró que prefería viajar a Siria que entrar a México. Declaró que Estados Unidos debería considera a los cárteles mexicanos como “terroristas” y que en México existían zonas donde la ley era ejercida por estos grupos delictivos.

Ambas declaraciones han sido tomadas por los medios de comunicación y difundidas en una campaña que ha inyectado de nuevo miedo a la población por la situación de inseguridad y violencia en México.

La atmósfera generada con esta información pone en una situación frágil a ciudades fronterizas que dependen del turismo como Tijuana, ya que en muchas ocasiones la ciudad se ha visto afectada en el número de visitas a partir de estas campañas de miedo.

Tanto Airbnb como prestadores de servicios turísticos han registrado caídas considerables en las reservaciones por parte del turismo norteamericano, indicios de que la campaña negativa hacia México tiene un efecto directo sobre la toma de decisiones.

La ausencia de declaraciones y de una postura fuerte del actual encargado del tema turístico en Baja California, Mario Escobedo Carignan, pone en duda la existencia de una estrategia para paliar esta realidad que día tras día se volverá más intensa, una vez que el presidente Donald Trump encuentre en México el material incendiario para su campaña de reelección en 2020.

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