Son extraños, por no decir inexistentes, los mexicanos que en 2007 no vieron o no escucharon hablar de Destilando Amor, la telenovela mexicana que rompió todos las altas marcas de rating, consolidándose como uno de los grandes éxitos de la televisión nacional. Ahora, 13 años después, la aventura romántica entre los agaves repite su gloria en el país que le vio nacer. De acuerdo con nueva información de El Universal, la historia de "La Gaviota" ha logrado conseguir un promedio de 4.4 millones de espectadores; el gran final fue transmitido hace algunos días en su gran tercer lanzamiento por todo México y las cosas salieron muy bien para Televisa.

La historia de La Gaviota es una que todos se saben, pues no ofrece nada que no hayamos visto antes en el largo historial de las telenovelas mexicanas: la campesina de escasos recursos, con la camiseta bien puesta al momento de trabajar como jimadora en los agaves de una familia adinerada, se envuelve en un tormentoso pero cautivador romance con el gran heredero del imperio tequilero. La Gaviota y Rodrigo Montalvo se desviven el uno por el otro, en medio de una historia donde todos los espectadores están absolutamente conscientes de lo que va a ocurrir pero no pueden dejar de mirar.

Destilando Amor está basada en Café con Aroma de Mujer, la popular telenovela colombiana de 1994 escrita por Fernando Gaitán, quien años después le entregaría al mundo la mítica Betty la Fea. A pesar de que la versión mexicana es un “refrito”, práctica muy asumida por televisa, el romance de La Gaviota es tan predecible como adictivo. En 2020 todavía fue capaz de controlar la atención de millones de mexicanos, quienes en plena pandemia, con poco trabajo, personas muriendo a su alrededor y sin servicios de streaming a la mano, se arrojaron a los brazos de la televisión abierta para obtener un poco de consuelo a través de la ficción más representativa del país.

Gilberto Barrera, editor en jefe de la revista TVyNovelas habló para El País sobre los alcances y el poder que la telenovela mexicana de estructura básica tiene.

Estamos viviendo un resurgimiento de la telenovela con cifras de audiencia que no veíamos desde hace tres o cuatro años. Algunos ejecutivos del medio señalaron que el género había muerto. Y ahora están reponiendo melodramas y observando cómo son lo más visto de la televisión mexicana. Probablemente la forma de contar las historias se ha tenido que modificar con el tiempo. Pero esto es back to basics: el modelo tradicional sigue imperando.

Carla Estrada, legendaria productora de Televisa, también expone su opinión para El País sobre el gran éxito reciente de Destilando Amor:

El abc de la telenovela es que los buenos ganan, aunque sea en el último capítulo, porque durante casi toda la trama van ganando los malos; te queda muy claro lo que no se debe hacer, que la familia es la base y que el amor va a triunfar sobre todas las cosas. Mientras que haya amor, la telenovela tiene vida. Igual que con las seis cuerdas de una guitarra se puede hacer música maravillosa o con las 27 letras del abecedario no se acaba la literatura.

Los dramas telenovelescos siguen siendo una gran alternativa de entretenimiento para los mexicanos, tal vez porque a través de ellos muchos pueden sentirse identificados o ver plasmadas sus aspiraciones: el sueño de tener una vida mejor, y que con esfuerzo y un corazón honesto las cosas buenas llegarán. Con el éxito de Destilando Amor, Televisa puede sentirse tranquila de que sus historias sobre conflictos y romances entre pobres y ricos siempre llamarán la atención de una parte del público. Tanto fue el éxito de Angélica Rivera en aquella producción, que algunos años después pasó de ser ficción a realidad con el matrimonio que la convirtió en la Primera Dama de México.

Nota de Tomatazos