Durante la conferencia del día de hoy, 15 de noviembre del presente año, el presidente Andrés Manuel López Obrador fue cuestionado sobre el interés de los miembros de la cámara de diputados por discutir "ya" la reforma electoral.

Obrador refirió que se trata de un asunto concerniente del congreso. Agregando que la reforma, aunque "no lo quieran los mapaches" es necesaria para que exista una auténtica democracia en México y que se aleje de una vez y para siempre cualquier posibilidad de fraude electoral. AMLO argumentó, a través de insultos como ha venido haciéndolo desde hace semanas, cuando comenzó la discusión de la reforma electoral.

Frente al movimiento de oposición, que el propio presidente ha construido al utilizar un discurso totalmente polarizador, ha referido que cuenta con un Plan B para sacar adelante la polémica reforma electoral. Después de la marcha del pasado 13 de noviembre, en la que una multitud de personas expresó su sentir sobre la democracia y la posible debilitación del INE, Obrador ha referido que cambiará no su plan, sino su estrategia.

Obrador ha dicho que la reforma electoral, por su carácter constitucional, depende de las dos terceras partes de la aprobación para que aprueba. Con Morena y sus aliados, no se cumplen con los votos necesarios. Por tal motivo, comenta, los opositores quieren que se resuelva ya, porque saben que no se logrará la cantidad necesaria de votos. Por lo tanto, AMLO ha dicho que enviará una reforma "a la ley" que no requiere de dos terceras partes. Es decir, que sin violar la constitución, es posible se pueda proponer en una ley que se elijan a los consejeros y magistrados del tribunal electoral; que sea posible que no haya plurinominables, que en lugar de 500 sean 300.

El presidente parece estar más decidido que nunca en tomar el control del Instituto Nacional Electoral.

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