El fin de semana pasado, autoridades de los Estados Unidos tomaron el control de dos instituciones bancarias, el Silicon Valley Bank (SVB), con sede en Santa Clara, California, así como del Banco Signature. Tales acciones buscan restablecer la confianza en el sistema financiero, así como de evitar una crisis superior a la ocurrida durante el 2008.

En un intento por tranquilizar a la población estadounidense luego de la quiebra del SVB, el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden ha dicho el día este lunes 13 de marzo, que el sistema financiero de la nación está a salvo, así como sus depósitos financieros, agregando que todos los depositantes tendrán acceso a su dinero a partir del día de hoy lunes 13 de marzo.

Derivado de la quiebra del Silicon Valley Bank, en un grado menor, en Nueva York, el Signature Bank también ha sido intervenido por autoridades estatales. Sin embargo, a diferencia del SVB el colapso financiero ha sido menor. En ambos casos, los contribuyentes no asumirán pérdidas económicas; los contribuyentes del Signature Bank también podrán acceder a su dinero a partir del día de hoy.

Los inversionistas no correrán la misma suerte, los cuales, en palabras del presidente Biden, no serán protegidos.

Los inversionistas asumieron un riesgo y cuando el riesgo no rinde, los inversionistas pierden su dinero. Así funciona el capitalismo.

La banca europea ha reaccionado sobre los hechos anteriores, solicitando informes internos y externos sobre la situación de liquidez del gremio, afirma el medio ABC Economía, de España. Menciona que el caso no parece tener una repercusión mayor que pueda extenderse hasta Europa, como sucedió durante el 2008, asegurando que el problema debería quedarse situado en ciertos sectores concretos.

El Silicon Valley Bank, dentro del sistema financiero de los Estados Unidos, es un banco mediano a pequeño; ocupa el catorceavo lugar en volumen de activos. Durante el 31 de diciembre del 2022, la entidad contaba con aproximadamente 209 millones de dólares en activos totales y un aproximado de 175 mil 400 millones en depósitos totales, según información del regulador de depósitos de los Estados Unidos.

Se trata de la mayor caída de una entidad bancaria, desde la crisis del 2008. Su derrumbe ocurrió luego de que sus directivos, no lograran recaudar los fondos suficientes para seguir funcionando; luego de darse a conocer sobre sus problemas financieros, cientos de clientes acudieron a retirar su dinero, provocando inestabilidad en la entidad bancaria, lo que provocó que accionistas abandonaran la empresa; horas después, La Reserva Federal, El Departamento del Tesoro y la Corporación Federal de Seguros de Depósitos, tomaron el control de la empresa, anunciando el pasado domingo la colaboración en conjunto para fortalecer la confianza en el sistema bancario del país.

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