Llegó con el agradecimiento a flor de piel, evocó en su cabeza memorias de una Lupita Araujo que buscó oportunidad en una fábrica de Tijuana, pero sobre todo, besó el suelo que le abriera camino al estrellato, esa fue la entrega de una Ana Gabriel, simplemente grande.
La noche del pasado sábado 15 de junio, la oriunda de Guamuchil, Sinaloa llegó puntual a su cita, acompañada de una orquesta musical y el Mariachi Águila de Tijuana para emprender un vaivén de ritmos y sabor a través de 30 canciones.

La sede fue el Audiorama de El Museo El Trompo que la hizo sentir querida con el aplauso de más de 6 mil almas que cobijaron a la mujer de voz rasposa y temple fuerte.
Dio inicio con "Mariachi con tambor" tema que marcara el ritmo de una noche grande, de 39 años de carrera y un sinfín de éxitos, no todos, pero sí los mejores para su segunda casa.
"Estoy tratando de presentar el disco que se grabó en Altos de Chavón, es el mismo espectáculo que se presentó en República Dominicana", explicó.
Así fue como vistió de calidez con una producción diferente, llena de luz y colorido, de pantallas que proyectaron imágenes en vivo y grabadas, voces de sus coristas que realzaron sus temas y desde luego el coro incomparable de su público.
Fue cariñosa con las primeras filas, repartió varios autógrafos, hasta que le diera el respaldo al resto del auditorio que no podía llegar a ella y fue entonces que dijo, ni uno más.
"Cómo olvidar", "Huelo a soledad", "Mar y arena", "Evidencias", "Destino", "Pacto de amor", "Mi talismán", "Hechizo", "Cigarrillo", "Aquí estoy", "No a pedir perdón" y muchas más interpretó.
Siempre bajo la reserva de no evidenciar a su familia, esta vez la emoción le ganó, la sorprendió Lucía una de sus hermanas al estar cantando y acercarse a ella como una simple fan.
"Hermana no sabía que estabas aquí, te amo", dijo Ana Gabriel al tiempo que estrechó su mano con fuerza a la de su hermana.

Junto a ella estaba, Jac, otro de sus hermanos que trabaja con la intérprete y en un acto de hermandad los llamó al escenario para decirles lo mucho que los quería.
También aprovechó que faltaba un día para el festejo del Padre, dedicó el tema "Luna" al suyo que ya no está fisicamente, pero que sigue en su corazón.
Era evidente la emoción, su contagio por estar en su segundo hogar, en compañía de los suyos, de sus fanáticos, de su gente que han hecho de Ana Gabriel toda una señora del espectáculo mexicano.
andrea.garcia@sandiegored.com
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