Tijuana

Kiko Vega y los dos fantasmas que marcaron su carrera

El camino hacia la gubernatura de Baja California

En 2011 el PAN tenía ya un candidato natural. A falta de dos años para el proceso, parecía obvio que el secretario de Gobernación Francisco Blake Mora sería el abanderado de unidad de Acción Nacional sin que nadie le hiciera sombra. El solo hecho de ser el bajacaliforniano que había alcanzado la mayor altura en la jerarquía política nacional, convertía a Blake en el candidato indiscutible. El PAN tenía su elección interna definida con histórica anticipación. Pero a la fuerza de gravedad o a los duendes chocarreros del aire les dio por jugar bromas pesadas. El cuerpo de Francisco Blake se pulverizó contra el suelo y el PAN bajacaliforniano quedó convertido en un río revuelto entre las cenizas del secretario muerto, en donde ningún pescador parecía poder ganar. De pronto, el partido que tenía un candidato de unidad, tenía al menos ocho tiradores que se sentían con los méritos suficientes para ser gobernadores. Inclusive personajes de inocultable pequeñez política, como Óscar Arce o Cuauhtémoc Cardona, se llegaron a creer con el tamaño para soñar con la gubernatura. El ex oficial mayor de la Secretaría de Gobernación, Óscar Vega Marín, trató sin éxito de llenar los zapatos de su fallecido jefe y aglutinar a su alrededor a los huérfanos políticos de Blake Mora. Los zapatos, obvia decir, no pudieron ser llenados. La inexperiencia y la falta de malicia de Vega Marín generaron más dudas que certezas en el panismo. Entonces, en medio de ese sucio río tan revuelto, hubo un viejo pescador que salió ganando. La mañana en que el ex alcalde Jorge Ramos decidió bajarse de la contienda y levantar el brazo de Kiko Vega, empezó a sellarse el destino del proceso interno panista más enredado de la historia. Faltaba convencer a Óscar Vega de que aceptara bajarse a cambio de ser el coordinador de la campaña, lo cual no fue difícil. Con la declinación de Vega Marín llegó en paquete su operador político, el ex alcalde Jesús González Reyes.

De buenas a primeras, en una atípica y verdaderamente extraña alienación astral, las viudas de Blake y la mafiecita gonzálezreyista de Tijuana, estaban unidos en torno a Kiko Vega. Ver para creer. Kiko Vega se encumbraba con el apoyo de los mismos que hicieron desbarrancar a su malogrado ayuntamiento y los que frustraron dos veces sus sueños de ser gobernador. El señor de las casas de empeño está empeñando su futuro político con tipos que no son, ni han sido, ni van a ser nunca sus amigos. Enfrente estaba Héctor Osuna Jaime, que llegó tarde, frío y sin vigencia a la contienda interna, mientras el panismo hacía lo imposible para aislar y marginar la sólida oferta de Gastón Luken. La que parecía ser la contienda panista más reñida de la historia, acabó definiéndose en una blanqueada de antología. Ver para creer: Héctor Osuna Jaime, el que todos coinciden ha sido el mejor de los seis alcaldes panistas de Tijuana (no son pocos quienes lo consideran el mejor alcalde en la historia de la ciudad) no pudo ganarle un solo distrito al que posiblemente haya sido el peor alcalde tijuanense. Misterios tiene la política. Doce años después, Kiko Vega resucitaba de entre los muertos políticos y conseguía su sueño de ser el candidato a la gubernatura de Baja California.

¿Por qué obtuvo la candidatura Kiko Vega? En el PAN tienen claro que Kiko no es el mejor candidato, pero sí el candidato más adecuado para este tipo de elección; el ideal para una alianza con el PRD. El candidato con un discurso más populista en la historia de PAN en Baja California. Sus frases de "tú mandas, yo obedezco y ustedes son los patrones", no son por supuesto ideas suyas. Son los mantras de mi buen amigo Memo Rentería, que parecen ser los adecuados para este tipo de contienda.

La estrategia del PAN es muy arriesgada, pero apegada a cierta lógica circunstancial. Kiko es el primer candidato panista que concentra toda su batería política en la calle, en la gente. Kiko se la está jugando a ser el primer aspirante que se da el lujo ignorar olímpicamente al círculo rojo. A Kiko no le preocupan los líderes de opinión, ni los columnistas, ni los votantes de calidad. Lo que pensemos o escribamos tipos como yo le tiene sin el menor cuidado. Kiko le apuesta a la masa, a la cuadra sin pavimentar, al voto en volumen. Va a tirar toda la carne al asador a la movilización, a lograr sacar a la gente a votar el 7 de julio, precisamente la piedra de la que cojeó en PAN en 2010. Su cuarto de guerra presupuestó desde un principio a los debates como merma, hoyos negros en la campaña que debían cruzar sin mancharse demasiado. Lo de Kiko Vega es el contacto en corto, apapachar a la doñita de colonia popular, bailar la cumbia y desparramar su supuesta sencillez y calidez humana. Kiko me recuerda a ese típico tío simpaticón que con dos cervezas encima anima la carne asada con sus chistes y se convierte en alma de la fiesta. De hecho, una de las críticas más recurrentes a su estilo y su tono de voz, es que su manera de arrastrar las consonantes cuando habla y la forma en que corta las frases, lo hace parecer como un ebrio. Cuestión de estilo y dicción.

En la televisión hay un programa sobre los oficios más difíciles del mundo. Incluyen a los limpiadores exteriores de ventanas en rascacielos o a los buzos del drenaje. Parece ser que en este programa han olvidado incluir entre los oficios imposibles, al preparador de discursos o el maestro de oratoria de Kiko Vega. ¿Cómo enseñar a hablar a quien es un desastre como orador? Es el equivalente a tratar de arar en el mar. Hace poco, platicando en el estudio de Síntesis TV, un priista bastante serio y digno de credibilidad, me dijo que en su partido estaban muy contentos con la idea de que Kiko Vega fuera su rival. "Si Gastón Luken hubiera sido el candidato tendríamos puras noches de insomnio. Por fortuna llegó Kiko". Debo confesar que si Gastón hubiera sido candidato, yo como ciudadano tendría más que definido mi voto y no estaría pensando en anularlo.

Aunque por momentos parezca una campaña sin cabeza, Kiko tiene clara su estrategia. Conoce sus cualidades y las emplea al máximo. No es una elección que vaya a ganar con la comunicación, el discurso o el favor de la opinión pública. La piensa ganar únicamente con la gente. También parece conocer sus defectos y por eso se permite desairar los debates.

El que Kiko Vega sea candidato a la gubernatura no deja de ser un milagro. Su fecha de caducidad política pasó en 2007, pero la rueda de la fortuna ha tenido un atípico giro a su favor después de tantas ingratitudes. Ahora Vega va por todo y está vivo. Sabe, o acaso intuye, que si llega a la gubernatura la va a tener muy difícil y que su sexenio no será un lecho de rosas, pero por ahora todas sus baterías están enfocadas al 7 de julio. Si me piden que aventure un pronóstico o una corazonada, diré que Kiko Vega va a perder, aunque la moneda está en el aire y tampoco es descartable que de una sorpresa y se alce con el triunfo. La rueda de la mala y la buena fortuna ha dado tantas y tan improbables vueltas en la vida de este hombre, que debemos estar preparados para cualquier sorpresa.

PD- Lo que he escrito, es un perfil testimonial de la trayectoria y personalidad de los dos aspirantes que se disputan la gubernatura de Baja California basado únicamente en mi experiencia y mis anécdotas como reportero. Ninguno de los dos me gusta demasiado como candidato y siendo franco considero que hay bajacalifornianos con mejores aptitudes que ellos para gobernar la entidad. Lo único que he hecho por ahora, es ceder a mi afán de contar historias e intentar retratar personajes y dimensionarlos dentro de sus humanos contrastes. DSB

danibasave@hotmail.com

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