Hasta el momento, tres soldados estadounidenses se han visto involucrados en tres asesinatos diferentes en donde están relacionados los cárteles mexicanos.

En el 2009 ocurrió un asesinato ordenado por el Cártel de Juárez, en donde Michael Apodaca de 22 años fue quien lo cometió, Apodaca pertenecía a las filas del ejército estadounidense, siendo cabo de la Fuerza Aérea al momento del crimen. Este cártel le pago $5,000 dólares para asesinar al informante José Daniel González Galeana, quien en algún momento fue parte de la organización criminal.

Por este delito, el ex militar fue sentenciado a cadena perpetua.

Por otro lado, Kevin Corley de 29 años Teniente activo de Fort Carson en Colorado, formó parte de Los Zetas y se ha declarado culpable de intento de homicidio en una corte de Texas.

Junto con el Teniente, se arrestó al Sargento Samuel Walker de 28 años, él fue sentenciado a 15 años de prisión por homicidio.

Walker y Corley fueron descubiertos después de que se pusieron en contacto con un agente encubierto de la DEA, agente que pensaron pertenecía a Los Zetas.

Después de una larga negociación, Corley accedió matar bajo el mando de Los Zetas a cambio de $50,000.00 dólares y cocaína.

Se presume que existen muchos más militares que "cambian de bando" y deciden unirse a las filas de los cárteles, pero a la vez hay mucho más que ya son miembros y se unen a las filas militares para recibir el entrenamiento.

El que recluten a soldados estadounidenses en una táctica, puesto que para empezar son ciudadanos americanos y pueden entrar y salir del país fácilmente, sin dejar fuera el entrenamiento tan riguroso que es el militar.

El problema entre los cárteles mexicanos ha existido durante años y tal vez continuará por los siglos de los siglos, sin embargo, la unión de estos soldados es algo relativamente reciente.

De acuerdo con la base de datos del FBI, desde abril del 2011, se ha determinado que por lo menos 53 miembros de pandillas han pertenecido a las filas de las fuerzas armadas americanas. De igual manera, han encontrado evidencia que varios de ellos han sido o son miembros de cárteles mexicanos, sin dejar fuera a desertores.

Se piensa que son culpables de contrabando de armas, drogas, secuestros tanto en terreno nacional como internacional, lavado de dinero, asesinatos y más crímenes violentos.

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