Las uniones sentimentales entre figuras del espectáculo y la política, han funcionado como una popular estrategia para impulsar las carreras de aquellos que aspiran asumir un puesto de gran importancia en el gobierno, así como para las actrices que desean subir de posición o status social.

Es conveniente para ambos (político-actriz) desde el ángulo en que se vea, ya que los dirigentes adquieren mayor exposición por parte de los medios más leídos por el sector de la población mexicana con mayor índice de participación en las votaciones: la clase baja, principal consumidor de revistas de la farándula.

Por otro lado, para las famosas envueltas con representantes políticos, el matrimonio con una figura institucional tiene cara de pesos (o dólares, y euros), aunque por más atractivo y sencillo que esto parezca, no todo es color de rosa.

A raíz del matrimonio entre la actriz Angélica Rivera y Enrique Peña Nieto, se ha hablado mucho sobre cómo Televisa habría estado preparando la silla presidencial desde mucho antes de que siquiera se anunciaran los candidatos para ocupar el cargo de Presidente, como si se tratara de una telenovela lista para venderle al pueblo.

Esta fórmula ha sido utilizada en muchas ocasiones con una que otra variación. Por mencionar algunos casos de famosas con políticos, podemos nombrar a Sasha Montenegro y el expresidente José López Portillo (aunque ellos probablemente no buscaban la cobertura que obtuvieron, ya que él era un hombre casado) o Silvia Pinal, quien sostuvo una relación que terminó en matrimonio con el gobernador de Tlaxcala, Tulio Hernández en los 80's.

Como método, sobre todo después del caso de Enrique Peña Nieto, seguirá siendo aprovechado por su gran efectividad para influir en las decisiones políticas de los mexicanos además de generar ventas y altos números en los ratings en la televisión.

Hace una semana, la actriz y cantante Sherlyn se unió en matrimonio con el dirigente del Partido Nueva Alianza, Gerardo Islas. Los siguientes en la mira son Manuel Velasco, gobernador del estado de Chiapas y la ex RBD Anahí, a quien se le ha asignado el apodo de la "próxima gaviota" en referencia al personaje de la telenovela Destilando Amor, interpretado por la ahora Primera Dama de México.

Este enlace promete ser la boda del año, posiblemente superando la de la actriz Ludwika Paleta y Emiliano Salinas, hijo del expresidente Carlos Salinas de Gortari cuyo matrimonio fue celebrado en abril, y considerado como el evento más sonado del 2013 en la alta sociedad de México.

La boda de Anahí contará con una recepción para mil invitados entre los cuales figuran los nombres del escritor Paulo Coelho, el ex presidente de Brasil, Luiz Inácio 'Lula' da Silva, el presidente de México, Enrique Peña Nieto y su esposa Angélica Rivera.

Pero no se trata solo de unir famosas con políticos. Los actores podrán ser populares pero siguen siendo un diamante en bruto que hay que pulir para 'estar a la altura' y hay ciertas normas que se les imponen como condición, para de este modo asegurarse de que los medios no destruyan la carrera política de sus parejas, ya que la exposición que se obtiene es un arma de doble filo.

Seguramente recordarán el escándalo provocado por las escenas de Angélica Rivera y Eduardo Yáñez en Destilando Amor, así como las imágenes que se viralizaron una vez que EPN obtuvo la presidencia de México, las cuales fueron usadas en contra de la actriz, quien fue criticada y menospreciada como primera dama por algo que hizo tiempo atrás de conocer a su actual pareja.

Con el fin de evitar este tipo de eventos, a la actriz Anahí se le pidió que cumpliera con una serie de lineamientos, como proyectar una imagen mucho más familiar y conservadora.

La revista TvNotas indicó en julio que a la famosa se le prohibió compartir fotos a través de las redes sociales como Twitter o Facebook, en los que estuviera usando bikinis o mostrando las piernas y escote "ya que debe guardar una imagen recatada y vestir como señora de sociedad".

La misma revista reportó que la siguen a todas partes y debe ir acompañada de su pareja a los eventos sociales de importancia, así que se le está enseñando a hablar de una manera más acorde a la élite con la que se está relacionando.

No solo controlan su vestimenta, costumbres o forma de hablar, también le dicen con quién entablar amistades y con quién no.

Anteriormente, se vio obligada a borrar de Facebook a su ex compañero de banda, Christian Chávez, así como las fotos en las que aparecía con su colega, ya que según su asesor de imagen, los escándalos del artista, quien se veía envuelto en una tormentosa relación homosexual, la perjudicarían.

"Anahí quitó de sus cuentas todas las fotos donde estaba con Christian y dicen que pidió que él hiciera lo mismo, ya que como futura primera dama de Chiapas no se pude involucrar en un escándalo tan terrible como éste" señaló una fuente que asegura ser amigo cercano de la cantante.

Como cereza del pastel, Anahí tuvo que renunciar a su carrera como actriz y cantante.

En julio anunció su salida de la casa disquera que la promocionaba, y confirmó que no participará en el reencuentro de RBD ni ofrecerá la tradicional gira del adiós que los artistas acostumbran a dar luego de declarar sus retiros.

Aunque no se traten de uniones precisamente arregladas por Televisa, sí han sido explotadas para los fines de la empresa, quienes han hecho uso de los contratos de exclusividad con las actrices para hacer uso de su imagen y sus vidas amorosas.

¿Qué tan reales son estos matrimonios? de acuerdo al artículo "Peña Nieto y Angélica Rivera - El reality emocional" publicado originalmente por la revista Proceso, el compromiso de la actual pareja presidencial habría sido planeado por Carlos Limón García, la agencia de publicidad ByPower, quien hizo un convenio para "diseñar el romance" de este par.

Sin embargo, algunos enlaces podrían ser legítimos, ya que no son tan sonados por los medios, como el de Patylú, cantante de Jeans, y César Nava, ex líder del PAN.

Lo que sí, es que una vez que las famosas aceptan incorporarse a este sistema, sus vidas se convierten en una cárcel de oro, donde se les observa todo el tiempo y se les pide dejar de ser quien eran, pues deben tener claro que la prioridad de la relación nunca serán ellas, sino la carrera política de sus maridos.

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Elizabeth.rosales@sandiegored.com