SAN DIEGO.- Voy a ser sincera, cuando escribí que Tool estaría en San Diego mi esperanza de asistir no era grande. Anunciaron la fecha dos días antes de que los boletos salieran a la venta el 14 de febrero y no me había preparado para ese gasto. Llegó el día y al igual que muchos de los seguidores de la banda me quedé sin comprar una entrada, aunque por un golpe de suerte me ofrecieron uno más tarde y tuve la oportunidad de acompañar a unos amigos para disfrutar del concierto.
Fue el día de ayer, domingo 16 de marzo y como todos los eventos de música en Estados Unidos, comenzaron muy puntuales. Las puertas se abrieron poco antes de las 8 y a pesar de lo extensas que era las líneas, los espacios se despejaron rápidamente.
Había fila para hombres, mujeres sin bolso y mujeres con bolso. Me formé en la tercera, y cuando tocó mi turno me regresaron al final de la línea. ¿Por qué? las reglas eran muy claras, me dijo el hombre de seguridad, "solo bolsas pequeñas" y "nada de cámaras o fotografías con celular. "Si lo haces, te quitaremos el dispositivo sin posibilidad de regresártelo"
A regañadientes guardé mis cosas y regresé para entrar al Valley View Casino, casi sin nada más que dinero. Estábamos a punto de ver a Tool, pero antes comenzaría a tocar una banda telonera.
Al punto de las 8, con la proyección de un video al estilo de Pink Floyd o el arte de King Crimson, inició una banda -también- de Los Ángeles llamada Failure, que definitivamente le hizo justicia a su nombre pues Tool les quedó muy grande. La música del trío no era propuesta innovadora o interesante, vaya ni siquiera comercial.
No tenían un estilo muy definido y de pronto nos recordaba a un Soundgarden en sus canciones más desabridas, de pronto a Interpol y luego no sabíamos qué estaba pasando. El sonido tampoco les favorecía mucho a decir verdad, la ecualización era mala para el caso específico de esta banda pues no era fácil distinguir el bajo con claridad. "Deben estar tocando con la ecualización de Tool" me comentó un amigo y por suerte solo tocó media hora.
Tras un descanso de treinta minutos extra, la gente se mostraba impaciente por escuchar a la banda principal. Gritaban con frenesí. Cuando finalmente salió Justin Chancellor, Adam Jones, Danny Carey y Maynard James Keenan, el ruido se volvió ensordecedor.

"Third Eye" fue la elegida para comenzar el espectáculo, a diferencia de las presentaciones anteriores como parte de esta gira, donde optaron por abrir con "Hooker with a Penis."
[p]La lista de canciones se respetó en su mayoría, pues continuaron con "Vicarious" y "Schism", siendo este último uno de los temas favoritos de la noche a juzgar por la intensidad de los gritos a mi alrededor.
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En algún punto entre Schism y Pushit, la canción que le secundó, un fan que se encontraba a unas cuantas sillas de distancia, no pudo controlar la emoción -o las drogas- y vomitó. Me pregunté qué habría sido aquello que lo puso tan mal, mientras respiraba un intenso olor a marihuana y me preguntaba si terminaría horneada al final de la noche.

Hubo un intermedio de 12 minutos. Tool suele hacer esto. La gente aprovecha para arremolinarse en las filas del baño o comprar más cerveza, pero yo preferí quedarme en mi lugar, después de todo el tiempo pasa rápido y quise poner atención a los detalles del escenario. Por encima de las pantallas, estaba un círculo con las fases de la luna que no pude identificar.
[p]Mucho del arte que se proyectó durante el concierto es obra de Alex Grey, un artista psicodélico-espiritual que imaginó todo el concepto visual detrás de Lateralus y 10, 000 days, aunque en su mayoría se utilizaron diseños nuevos, donde lo orgánico, las figuras geométricas y los espirales permanecieron como constantes.
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Al terminarse el receso, Danny Carey tomó sus baquetas y ejecutó un solo de batería para marcar el regreso de la banda. Para las canciones que continuaron, el espectáculo de luces y láseres, resultó más elaborado, más placentero como experiencia visual.
Los miembros de Tool no suelen moverse de sus lugares. No saltan, no cabecean. Maynard, el vocalista, se ocultó durante las 2 horas de concierto en el fondo del escenario, entre las sombras. Supuestamente para no opacar a sus compañeros.

Tras varias canciones como Lateralus, Jambi, Forty Six & 2 y Ænema, Tool cerró con Stinkfist, en lo que me pareció una cuestión de segundos. La banda se despidió a las 11 de la noche. Arrojaron algunos recuerdos para sus fans más cercanos en la distribución de asientos. Baquetas y púas de guitarra.
Nadie pidió otra canción, aunque no por falta de ganas. Sabemos que cuando Tool llega a su fin, ya no hay vuelta atrás, pues jamás regresan para tocar un extra y a pesar de ello, la gente se precipitaba hacia las puertas, aún eufórica y satisfecha por haber asistido.
VIDEO: Tool - Forty Six & 2 at Valley View Casino (San Diego)
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Elizabeth.rosales@sandiegored.com
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