Béisbol

Si no vas a cumplir, quédate callado

Adrián González no se acordó que iba a manifestarse en contra de la SB 1070

Adrián González, el primera base de los Medias Rojas de Boston, resultó ser, como dicen por ahí, pura baba de perico.

Traicionó sus principios, sus ideales, sus convicciones, y por ende, resultó ser más falso que una moneda de cuatro dólares.

Empeñó su palabra y no la respetó.

Fue el primero en alzar la voz, y el primero en esconderse.

Fue el primero en hablar y el primero en morderse la lengua.

La temporada pasada, cuando todavía pertenecía a la organización de los Padres de San Diego, El Titán de Eastlake, dijo que por ningún motivo participaría en el juego de Estrellas del 2011 a celebrarse en Arizona.

González argumentó que la ley SB 1070, promulgada en Arizona, era antiinmigrante y por tal motivo él se rehusaría a jugar beisbol en esa entidad.

Resulta que el toletero de los Medias Rojas fue electo por voto popular para ser el inicialista titular de La Liga Americana en el Juego de Estrellas que se efectuó el 12 de julio en la casa de los Diamantes de Arizona.

Sin acordarse de su promesa, de sus palabras, de sus convicciones, González participo en el Clásico de media temporada del beisbol de las Grandes Ligas.

Solito y sin quien nadie lo presionara, González se propuso ser el líder que, supuestamente, encabezaría el boicot de peloteros hispanos al Juego de Estrellas en Arizona.

Habrá sido por presión de su Club, o de las Grandes Ligas, o simplemente tiene mala memoria, pero lo cierto es que González no cumplió lo prometido.

El toletero, que siempre se ha ufanado de que por su venas corre sangre mexicana, y de haber jugado dos clásicos Mundiales de Beisbol representando al cuadro azteca, se presentó en Arizona y con eso su imagen quedó enlodada.

Un hombre que no cumple su palabra es un hombre que vale menos, es un hombre devaluado.

González tuvo la gran oportunidad de su vida, ya no digamos de su carrera.

Pudo convertirse en ícono de los hispanos si hubiera tomado la estafeta de líder comunitario, pero en lugar de eso, prefirió ser un borrego más, una de esas tímidas ovejas que siguen el sendero que les marca el pastor de la flauta.

Nadie puso al pelotero en esta posición tan complicada, él mismo se puso entre la espada y la pared.

Será interesante, si alguien se atreve a preguntarle, escuchar su respuesta ante la pregunta de ¿Por qué antepuso un juego de beisbol a sus convicciones personales?

Si hubiera sido congruente con sus pensamientos, con los sentimientos que expresa por su raza, y con sus declaraciones sociopolíticas, González no hubiera realizado el viaje a Arizona.

Al contrario, a González se le vio feliz y sonriente en una ciudad en donde se respira un clima antiinmigrante y un rechazo de todo lo que huela a México.

De aquí en adelante, cualquier cuadrangular, cualquier victoria, cualquier título de Serie Mundial, serán logros diminutos e insignificantes en comparación al gran impacto que sus acciones hubieran tenido de haber seguido al pie de la letra su promesa de alzar la voz de los hispanos contra la SB 1070.

Es duro pero hay que decirlo: nos fallaste, Adrián, nos fallaste.

Abraham Nudelstejer es columnista de Enlace, el semanario en español de San Diego Union Tribune. editorial@mienlace.com

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