"No elegimos corporaciones, elegimos a personas"

Columna

Así termina Andrew Sullivan en un post reciente, en donde admira al alcalde de Londres por su personalidad y falta de presunción. Sencillez digamos. Nadie quiere a un alcalde perfecto que sólo es tratado con pinzas y da una imagen de administrador. La personalidad importa, por eso no hemos decidido tanto en nuestro país como en otros elegir simplemente a una mesa de trabajo o de directivos que manejen el país como si fuera una empresa.

En mi columna pasada, les platiqué sobre la esperanza que me daba la participación ciudadana tanto en la calle (figurativamente hablando) como en las redes sociales. Ahora, me pondré a favor de lo que parece ser el argumento contrario (pero no lo es).

La analogía de un país=empresa la han hecho mucho, sobre todo cuando se trata del tema de "menos burocracia", de hacer todo más eficiente para el público en general y la inversión privada. Se confunde la burocracia con el gobierno en general, o mejor dicho, el gobierno en todos sus niveles ha sufrido tanto de una burocracia lenta, pesada y corrupta, que muchos piensan que la única razón por la que existe un gobierno es de dar algún servicio, y por ende, la solución al país es un buen administrador.

Pero se equivocan. El gobierno no es una empresa que busca ganancias, ni una familia que quiere ahorrar para comprarse una casa. ¿Puede ser mejor administrando la burocracia por medio de la filosofía laboral de la industria privada? Claro. Pero si hay una analogía más útil, sería el de una asociación sin fines de lucro, pero ésta aún así ignora cierto conceptos básico sobre lo que es tanto un gobierno, como un país.

Eso es lo que a muchos se les olvida, que nuestros presidentes, diputados, senadores, gobernadores, alcaldes, consejeros, miembros del cabildo local o cualquier representante público, no son elegido al azar por una razón, por la creencia en nuestra democracia liberal de que es importante que haya individuos y no robots o burócratas conduciendo al país como simples administradores, y que tienes que ser elegidos por el pueblo, para que estos representantes sepan que tienen libre albedrio, pero con el público en mente.

México y otros países se mueven, o intentan moverse, en torno a puras ideas, valores comunes, la creencia de que tenemos nosotros algo en común con los demás que nos hace una nación pero que también cada quien tiene algo que aportar, y hay personas más dispuestas a salir de la rutina y participar en la construcción del estado.

Yo no veo diferencia entre la discusión de que si necesitamos un presidente fuerte o si mejor necesitamos una ciudadanía fuerte y activa. Muchos de quienes no votaron por la opción aparentemente ganadora (no es oficial aún), quizás esperan a que Enrique Peña Nieto sea un tipo de presidente inútil o sobrepasado por la oposición y la presión pública, para así no cumplir con la agenda política a la que muchos nos oponemos. Están en lo correcto de tener optimismo en mexicanos moldeando activamente sus comunidades y país. Pero se nos olvida que por algo queríamos muchos que ganara el otro candidato o candidata o las personas que los rodeaban (el gabinete de AMLO, ejemplo).

Porque sabemos lo importante de tener no sólo burócratas administrando, sino líderes que den una visión sobre a dónde quieren llevar a México y que mejor representen los deseaos de la mayoría y escuchen a las minorías. Por eso tanta importancia a la personalidad y biografía de nuestros representantes, sobre todo en sistemas presidenciales como en casi todo el Continente Americano. Así como no queremos que falle la sociedad, no queremos que nos fallen los hombres y las mujeres en los puestos del poder.

En Estados Unidos, la pelea para las elecciones presidenciales de éste año, se da entre dos hombre radicalmente diferentes en su estilo de ser políticas o representantes públicos. Uno, ha aceptado totalmente su biografía como curriculum vitae, mientras que otro lo ha escondido lo más posible y cambia su imagen en cuanto cambian lo que dicen las encuestas, el candidato más moldeable que ha visto la política estadounidense durante años.

En México, muchos cometieron el error (todos, tanto amarillos como rojos o azules) de pretender que no importa la persona que maneje al país, o viceversa de que es lo único que importa. Espero no se cometa ese error en Estados Unidos.

mjsanchezluis@gmail.com

http://sonofsancho.wordpress.com/

José Luis Sánchez Macias es licenciado de Comunicación por la Universidad Autónoma de Baja California. Ha formado parte del equipo de iDigital Creative Studio en la ciudad de Tijuana, como Analista de Mercadotecnia y redactor de producciones, así como colaborador en la producción del primer canal público de televisión de la ciudad, el canal tvTijuana, destacando su conducción del programa CocinArte, así como asistente de producción general.

Actualmente labora como Colaborador de Redacción y Traductor de la Revista Bilingüe Empresarial Business Conexión de Tijuana.

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