¿Por qué mejor no hablamos de política o religión?
Es una broma que tenemos en casa cada vez que alguien habla sobre algún tema controversial como el aborto, la inmigración ilegal, el matrimonio entre homosexuales o cualquier otro tema que despierte la pasión intelectual.
Y con las elecciones de noviembre a menos de dos meses, es difícil escaparse de una conversación sobre política con la familia o amigos. Pero hay que tener cuidado. La política es un campo minado que puede desfigurar las relaciones humanas.
Tu prima política puede convertirse en tu enemiga política. Tu hermana te deja de hablar porque no comparte tus posturas políticas y sociales. Tu amigo toma como ofensa personal tus idealismos y preferencias políticas.
Sin embargo, hay tácticas que puedes usar para hablar de política sin dañar tus relaciones. Estas son algunas de las reglas que me han servido para mantener buenas relaciones con mis amigos y parientes a pesar de tener diferencias importantes de opinión.
Regla #1: No hables de política. La política es un tema divisorio que puede tener consecuencias sociales potencialmente desastrosas. Si quieres evitar problemas sociales mejor no hables de política, especialmente si desconoces a las personas en el grupo o si hay alguien con un punto de vista muy distinto al tuyo. Así como no debes beber alcohol y manejar, tampoco debes beber alcohol y hablar de política ya que podrías dejarte llevar por las emociones y despertar al siguiente día con un par de amigos menos.
Regla #2: Infórmate antes de hablar. Si has decidido hablar de política, infórmate bien antes de abrir la boca. La manera más fácil de perder el respeto de otros es promoviendo la propaganda y desinformación de un partido político o ignorando los hechos e inventando cosas. Tengo un conocido, por ejemplo, que en verdad cree que el presidente Obama es musulmán. Esa es una señal de que mi conocido no sabe de política y que es mejor hablar con él sobre futbol.
Regla #3: Mantén la mente abierta. Hablar de política, cuando se hace con respeto y entre personas informadas, puede ser estimulante y hasta divertido. Sin embargo, no hay nada más frustrante que conversar con alguien que solo da a conocer sus puntos de vista sin escuchar a otros. Tómate el tiempo para verdaderamente escuchar y entender los argumentos de la otra persona. De esta forma la conversación será más agradable y seguro aprenderás algo de tu interlocutor, independientemente si compartes su manera de ver el mundo.
Regla #4: Aprende cuándo cambiar de tema. A veces los debates políticos aumentan demasiado los niveles de intensidad. En esos casos es mejor cambiar de tema. El silencio es una manera de decir que has terminado de hablar sobre ello y que le has dado la última palabra a tu interlocutor. Intenta cambiar de tema y si eso no funciona, retrate momentáneamente del grupo para ir al baño o tomar un vaso de agua. Si eso no funciona, habla con otras personas sobre otras cosas.
Regla #5: Cuidado con las redes sociales. Las redes sociales nos permiten compartir nuestros puntos de vista instantáneamente y con una gran cantidad de personas, por lo que hay que ser precavido con los comentarios políticos. Sí, seguramente generarán mucha discusión, pero debido a que la discusión es virtual, es fácil malinterpretar comentarios y casi imposible detectar el sarcasmo. El otro día un amigo publicó en Facebook un mensaje que decía algo así: "Necesito desesperadamente un botón que esconda todos los comentarios políticos para que aún pueda seguir teniendo amigos cuando terminen las elecciones". Espero que sigamos siendo amigos.
Regla #6: No lo tomes personal. Las amistades y los puntos de vista diferentes son perfectamente compatibles. Tengo parientes y amigos cuyas posturas políticas son totalmente opuestas a las mías. Sin embargo, a lo largo de los años he aprendido a hablar (o no hablar) de política con ellos. En las ocasiones en que hemos tenido discusiones intensas, siempre he hecho un esfuerzo para escucharlos, mantener la mente abierta y reconocer sus argumentos cuando tienen mérito. Sus posturas no las tomo como un ataque contra mi persona o mis ideales. Son simple y sencillamente otros puntos de vista.
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Hiram Soto escribe para enlace, el semanario en español del UT San Diego
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