SAN DIEGO.- Yolanda Rodríguez, de 68 años, está cumpliendo la misión de su vida, después de ejercer como cirujana dentista en México ella ahora es instructora de yoga en el área de Chula Vista.
"Todos venimos a este mundo a cumplir una misión y en eso estoy yo", dijo Rodríguez. "Y soy más feliz que nunca".
Todo empezó hace treinta años en Guadalajara, Rodríguez estaba pasando por los peores momentos de su vida. Sufría de una 'terrible' depresión, le detectaron artritis deformante y su padre se le había muerto de un paro cardiaco, no encontraba la salida.
"Por mi artritis, los doctores me dijeron que si podía moverme iba ser un milagro".
Pero practicar yoga le salvo la vida.
"No hay enfermedad que se resista en arreglarse, yo soy una prueba vibrante de que el yoga cura", comentó Rodríguez.
"El cuerpo se beneficia tanto, los órganos vitales se acomodan, se estiran y se entonas", agregó,
Los beneficios vienen por medio de las poses y estiramientos, explicó la instructora. Y el relajamiento y la tranquilidad durante las clases traen la paz a la vida del practicante.
Porque ella es una gran prueba de los bienes de la yoga, Rodríguez ha hecho su misión invitar a su clase a toda persona que se le cruce, especialmente la gente ocupadísima y los escépticos.
"Hay mucha gente con excusas, 'estoy gordo, estoy cansado, soy tiesa, no tengo humor', pero por eso mismo ocupan hacer yoga", dijo Rodríguez. "No la piensen mucho, el cuerpo es nuestro templo y lo tenemos que cuidar.
"Además, con el yoga en lugar de que el cuerpo se deteriore se rejuvenece".
Gilberto García, de 65 años y estudiante de Rodríguez desde hace cinco meses, es otro gran ejemplo de los beneficios del yoga, él tiene artritis. Contó que sufría de falta de equilibrio y siempre se estaba cayendo, pero todo ha cambiado.
"Mi equilibrio y coordinación han mejorado", dijo García. "He intentado otros ejercicios, incluyendo la zumba, pero el yoga es lo que me ha funcionado mejor".
Al señor García le fascinan tanto las clases que admitió que ha dejado pasar oportunidades de salir con sus amigos por no perderse una.
Parte del encanto es que Rodríguez es paciente y su forma de enseñar es relajada, se toma el tiempo de explicar los beneficios de cada pose. "Lo hace placentero y fácil", dijo García.
Rodríguez dijo que le encanta ver los resultados que el yoga ha tenido en García, "el no podía caminar muy bien, pero ahora se ve como un joven atleta".
Con pasión en la voz, Rodríguez dijo que planea ser instructora de yoga por el resto de su vida, porque aun quedan muchas personas por unirse a la práctica.
"Quiero ayudar a todos. Ya tengo 30 años invitando, han pasado muchas personas por mi vida pero insisto para que no haya tanta enfermedad y desilusión en la vida, hay muchos que tienen que ser ayudados", apuntó.
Rodríguez tiene cuatro clases de dónde escoger en Chula Vista. Los lunes y miércoles en el Salt Creek Community Center, 2710 Otay Lakes Rd., de 6:30 a 7:30 p.m. Los jueves en el Montevalle Recreation Center, 840 Duncan Ranch Rd., a la misma hora. Y los viernes en el Loma Verde Community Center, 1420 Loma Lane, de 9:30 a 10:30 a.m.
La clase es para mayores de 16 años, cuesta 5 dólares por clase o 36 dólares por 12 clases. Informes al 619.425.7383.
Ernesto López escribe para Enlace, el semanario en español del UT San Diego