La insubordinación del “Padre Desobediente”

La insubordinación del “Padre Desobediente”

PLAYAS DE RSARITO.- La Arquidiócesis de Tijuana envió un comunicado sin precedentes el pasado 6 de enero donde señalaba que la Sagrada Congregación para el Clero en Roma impuso "la pena de dimisión del estado clerical" al sacerdote Raymundo Figueroa, conocido en la región como el "Padre desobediente". "El decreto vaticano lo deja sin los […]

Por Iliana De Lara el abril 13, 2017

PLAYAS DE RSARITO.- La Arquidiócesis de Tijuana envió un comunicado sin precedentes el pasado 6 de enero donde señalaba que la Sagrada Congregación para el Clero en Roma impuso "la pena de dimisión del estado clerical" al sacerdote Raymundo Figueroa, conocido en la región como el "Padre desobediente".

"El decreto vaticano lo deja sin los derechos y oficios del estado clerical, pero también lo libera de las obligaciones inherentes a la sagrada ordenación, entre ellas el celibato sacerdotal", apuntó el arzobispo metropolitano de Tijuana, Rafael Romo.

Sin embargo, dos días después, Figueroa ofició sus misas acostumbradas en un patio – a un costado de la parroquia Santísimo Sacramento, en la colonia Constitución de Playas de Rosarito, que dirigía antes de ser sacado por oficiales por supuesto despojo del inmueble – y en comunidades aledañas.

"El domingo (8 de enero) hubo más fieles que de costumbre, vinieron unas 500 personas. Fue como si todos nos hubiéramos puesto de acuerdo para mostrar nuestro apoyo al padre Raymundo", dijo Rita López, de 74 años.

A raíz de que el padre Raymundo celebró una misa el 3 de mayo de 2009, durante la contingencia cuando las autoridades pedían no realizar actos públicos para evitar contagios de influenza AH1N1, la Arquidiócesis de Tijuana ordenó su traslado a un nuevo oficio parroquial por desobedecer el mandato.

Pero Figueroa se negó a dejar la parroquia del Santísimo Sacramento, donde había estado desde febrero de 2007, argumentando tener un compromiso con la gente de su comunidad que le ayudó a terminar la construcción del templo.

Lo que vino después fue una batalla insólita – primero verbal y luego legal – entre el máximo representante de la iglesia católica en la región y un presbítero que paradójicamente fue invitado a Tijuana en 1991, aún siendo seminarista, para reforzar la grey.

El arzobispo Romo se aferró hasta sacar con la policía en la primavera pasada al llamado "Padre Desobediente".

Aunque la misma comunidad se organizó y en un terreno que habían comprado para la iglesia levantaron un altar con las imágenes de Cristo, la Virgen de Guadalupe y el papa Juan Pablo II, donde comenzó junto a su hermano, el también sacerdote Gabriel Figueroa, a dar misas.

"Esto que hicimos (el altar en un patio) es un grito de desesperación por la injusticia que han hecho con el padre Raymundo, cuando él ha hecho mucho por esta comunidad: ha ayudado a enfermos, ha sacado a muchos de la drogadicción y restituido matrimonios que ya estaban destrozados, además de trabajar en la construcción del templo", dijo María Dolores Hernández, de 52.

El Arzobispo Romo dijo que agotó el diálogo con Figueroa y procedió al juicio eclesiástico en su contra, en cuyo proceso la Sagrada Congregación para el Clero en Roma fue paulatinamente girando indicaciones y analizando de manera exhaustiva el caso.

"Finalmente, dicha Congregación, mediante decreto protocolizado con el Núm. 2011 2624/F, el 9 de noviembre pasado emitió su fallo, imponiendo la pena de dimisión del estado clerical al Sr. Raymundo Figueroa Pérez, y explicitando que se trata de una decisión suprema e inapelable, que no es susceptible de ningún recurso", indicó Romo.

El martes 10 de enero, una treintena de personas llegaron al patio – iglesia de la colonia Constitución al filo de las 8 de la mañana para escuchar la misa que dio el padre Gabriel Figueroa, a quien el arzobispo también suspendió del ministerio por apoyar a su hermano y pretende también dimitir del estado clerical.

Para el sacerdote Gabriel, lo que ha sucedido con él y su hermano han sido cuestiones políticas por parte del arzobispo que difícilmente resolverán. Ellos esperan que el conflicto termine cuando ya no esté Romo en la Arquidiócesis, pero eso puede ser dentro de tres o cuatro años.

"La cuestión de fe no tiene que ver con las cuestiones políticas. Nosotros vamos a seguir dando misas hasta que Dios nos lo permita. Es una vocación que traemos y no por un capricho vamos a dejar esto", dijo.

El sacerdote cree que para que se consiga una dimisión del estado clerical, como el que promueve Romo contra ellos, tiene que venir alguien desde el Vaticano a realizar una investigación u observación, y no sólo una determinación por lo que alguien le haya dicho.

El padre Gabriel Figueroa, hermano del padre Raymundo, también ha sido suspendido por Rafael Romo por apoyar a su hermano y pretende también dimitir del estado clerical. David Maung / SanDiegoRed.com

Hijo de un campesino

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Raymundo Figueroa nació hace 44 años en El Salto de Tepuxtepec, Michoacán. Hijo de un campesino y un ama de casa, fue el sexto de doce hermanos.

A los nueve años "sintió el llamado". No fue una voz interior sino la actitud del padre de su pueblo: "era alegre, con mucho carisma, un líder social", aseguró.

Cuando terminó la secundaria se fue a estudiar al seminario San José de la Montaña de Morelia, donde estuvo siete años hasta que el entonces rector del seminario de Tijuana, Salvador Cisneros, pidió apoyo para reforzar la congregación.

Veinte seminaristas se trasladaron a esta frontera, explicó. De ese grupo sólo cuatro se ordenaron, entre ellos él y su hermano Gabriel.

En el invierno de 1996 se ordenó diácono y lo enviaron a trabajar en la parroquia Jesús María, en Guerrero Negro.

Se convirtió en sacerdote el 14 de junio de 1997. Fue vicario de la iglesia Inmaculada, en el centro de la ciudad; director espiritual del seminario menor de Tijuana y seis años párroco de la iglesia Cristo Resucitado en la colonia Salvatierra, al suroeste de la urbe.

Hasta que en febrero fue enviado a la del Santísimo Sacramento.

"Cuando llegué aquí sólo asistían a las misas diarias unas diez ó 15 personas. Hoy llegan más de 120 personas y tenemos cinco misas los domingos. Yo me siento muy identificado con esta comunidad", dijo.

El conflicto

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Luego de varias advertencias para que dejara la parroquia, el arzobispo Romo le dio plazo hasta el 4 de noviembre de 2009. Figueroa no abandonó el santuario.

Entonces las amenazas del arzobispo subieron de tono. En una carta pública le advirtió que debía dejar libre el templo y entregar todos los bienes de la parroquia a su sucesor. Si no obedecía se le aplicaría una "censura", que sería la suspensión canónica.

"De continuar en tu contumacia quedaría como único camino iniciar el proceso de dimisión del estado clerical", apuntó el arzobispo Romo.

El padre Figueroa no dio marcha atrás. Aseguró que él se sostendría ahí hasta que los feligreses lo quisieran. Pedía una disculpa pública por parte de la Arquidiócesis porque gente cercana al arzobispo también lo acusaba de malos manejos administrativos.

Al filo de las 6 de la tarde del 18 de junio de 2010, el padre Figueroa ordenó el repique de la campana del Santísimo Sacramento cuando un grupo de policías municipales y representantes de la Arquidiócesis llegaron con una orden judicial para embargar bienes muebles e inmuebles.

Unas 50 personas, incluyendo niños y mujeres, llegaron al recinto y "con actitud agresiva, con gritos y palabras altisonantes" enfrentaron a las autoridades y no pudieron consumar la diligencia, según detalla la constancia de autos del expediente 648/2010 del juicio sumario civil promovido por la Arquidiócesis de Tijuana.

Se llevaron computadoras, documentos y dinero en efectivo, aseguró Figueroa. La acción no lo redimió, al contrario, cree que esto es una cuestión de justicia que sólo se resolverá cuando haya un nuevo arzobispo.

"Yo he estado con esta comunidad en momentos muy difíciles y por eso ellos están conmigo. Hay algunos que me dicen que dan la vida por mí. No es justo que uno trabaje para su iglesia y después, por un capricho o por algo que le dijeron al arzobispo, te cambien. Estamos trabajando ante Dios; primero está la justicia que la desobediencia", dijo.

No está claro cuánto ha afectado esta disputa a la iglesia católica. Lo que sí es que la figura del "Padre Desobediente" se ha vuelto popular.

En redes sociales circula un corrido que dice: "Un sacerdote valiente / que a Dios sí le obedeció / los feligreses contentos / porque la misa dio / El padre Ray Figueroa / fue víctima de traición / un sábado en la mañana / el obispo le cayó / junto con sus sacerdotes / al padre destituyó…".

omar.millan@sandiegored.com

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