Larga espera en la Casa del Migrante

Larga espera en la Casa del Migrante

Tijuana.- La mañana del 14 de diciembre, Rodrigo Rogero Navarro, de 26 años, esperaba que algo sucediera en su vida, un milagro quizá. Tenía cinco días hospedado en la Casa del Migrante, un albergue temporal situado en la colonia Postal a donde había llegado tras su deportación luego de haber vivido 22 años en Tacoma, […]

Por Iliana De Lara el abril 13, 2017

Tijuana.- La mañana del 14 de diciembre, Rodrigo Rogero Navarro, de 26 años, esperaba que algo sucediera en su vida, un milagro quizá.

Tenía cinco días hospedado en la Casa del Migrante, un albergue temporal situado en la colonia Postal a donde había llegado tras su deportación luego de haber vivido 22 años en Tacoma, Washington, donde trabajaba en la construcción y había formado una familia.

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Rogero dijo que nació en Zacatecas, pero a los cuatro años cruzó como indocumentado a Estados Unidos junto a sus padres y hermanos. Allá fue a la escuela, aprendió inglés – sólo en casa hablaba español y en el trabajo, con "la raza" –, se casó, tuvo a sus hijos: Leonardo, de 5, y Jocelyn, de 2.

Un hijo más está en camino, agregó. Su mujer tiene cinco meses de embarazo, pero se acaba de enterar que la gestación no va bien, ella no ha querido comer desde que a él lo expatriaron.

"He hablado con ella por teléfono, me dice que está triste; mi hijo también me dice que cuándo voy a regresar… Me pongo muy emocional (llora). Es que yo aquí qué voy a hacer, no tengo una identificación, mi español aquí no sirve, no sé qué hacer, no quiero salir a la calle aquí por miedo", dijo.

El pasado 6 de diciembre, Rogero explicó que fue detenido por la policía en Tacoma. El automóvil que manejaba no estaba a su nombre y en el interior le encontraron una bachicha de mariguana. Lo arrestaron pero pagó una fianza de 4 mil dólares. Sin embargo, al día siguiente lo esperaron afuera de su casa agentes estadounidenses de inmigración.

"No me dieron oportunidad de hablar siquiera con mi abogada. No quise comer desde el martes, hasta el viernes probé algo (en el centro de detención), me miraron como si me fuera a suicidar, me dieron pastillas antidepresivas; el sábado me dijeron que me pusiera mi ropa, que me iba a ir a un lugar mejor. Fue cuando me deportaron", dijo.

Como Rogero, unos 7 mil 905 migrantes deportados llegaron este año a la Casa del Migrante, señaló el párroco católico Luiz Kendzierski, director del albergue. Su rasgo principal era que tenían mucho tiempo viviendo en Estados Unidos, algunos desde su infancia y otros durante toda su vida adulta.

El padre Luis Kendzierski, director de Casa del Migrante, muestra una canasta con llaves que fueron dejadas en el albergue por migrantes deportados. En la mayoría de los casos, quienes han vivido en Estados Unidos por varios años tienen una vida común y corriente -entre otras cosas tienen vehículos- que son interrumpidas cuando los detienen. David Maung/SanDiegoRed.com

A pesar de que las estadísticas de la patrulla fronteriza y del Instituto Nacional de Migración indican que hubo en 2011 una reducción en las expatriaciones de un 40 por ciento menos en comparación con el año pasado, Kendzierski dijo que ellos han tenido en la casa una reducción cercana al 8 por ciento.

"Quizá se deba a que más migrantes que vivían desde hace mucho tiempo en Estados Unidos fueron deportados y ellos se sienten más vulnerables en la ciudad, entonces buscan más la ayuda y el apoyo de la Casa del Migrante", dijo.

En el 2010, este albergue dio hospedaje y comida hasta por 15 días a 10 mil 300 migrantes; este año, hasta el 14 de diciembre, llevaban 9 mil 300. El 85 por ciento de ellos fueron expatriados, el resto fueron migrantes llegados del sur del país.

Kendzierski dijo que el drama que están enfrentando los migrantes en el albergue es el hecho de separarse de sus familias y el desarraigo de una cultura a la que se adaptaron.

"Muchos intentarán regresar en unos meses, aun cuando ahora es muy complicado por la vigilancia que hay en las fronteras, los abusos de los polleros y, sobre todo, la amenaza que tienen de que si los agarran de nuevo pueden ir a prisión por varios años", dijo el párroco.

En los últimos tres años, durante la administración del presidente Barack Obama, el número de deportados ha alcanzado el millón de personas, según las cifras de la Oficina de Control de Inmigración y Aduanas estadounidense (ICE, por sus siglas en inglés). Estas cifras no son divididas por la nacionalidad de los deportados, pero la mayoría tienen México como destino final.

El investigador y profesor de sociología y políticas públicas de la Universidad de Princeton, Douglas Massey, dijo que actualmente hay 11 millones de mexicanos en Estados Unidos, el 60 por ciento de ellos están como indocumentados y unos tres millones viven en ese país desde que sus padres los cruzaron como ilegales siendo niños o bebés.

"Es una crisis de derechos humanos muy fuerte, especialmente para los que entraron a los Estados Unidos como niños, porque crecieron allá, hablan inglés, y no tienen ni un sendero para escapar", dijo. "Muchos no pueden regresar a México, no entienden la cultura, son norteamericanos después de toda su vida en el norte, pero no hay posibilidad de avanzar en los Estados Unidos con su cargo de ilegalidad".

omar.millan@sandiegored.com

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Por cuarto año consecutivo, este sábado 17 de diciembre, los periodistas Jorge Nieto y Yolanda Morales llevarán a cabo una posada en Casa del Migrante en donde brindarán cobijo y entretenimiento para decenas de personas.[/sidebar]

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