TIJUANA Un veterano corredor de carreras off-road, único tijuanense que ostenta dos campeonatos en el circuito de Score International, es también uno de los mejores fabricantes de vehículos de este tipo en una colonia al oeste de la ciudad.
Su mundo en los últimos 25 años se ha centrado en cómo atravesar desiertos de la Baja y construir carros que resistan esas travesías. Flota en él aquella frase del escritor estadounidense Ralph W. Emerson, "la vida consiste en lo que un hombre piensa todo el día".
Mario Reynoso, de 47 años, tiene ese aspecto de guerrero bárbaro moderno que se les hace a los pilotos que han desafiado rutas inhóspitas. Su mirada es profunda, la piel está curtida por el sol, con barba de tres semanas, estómago cervecero y trato juvenil.
En 2007 y 2010 ganó los campeonatos de 250 y 500 millas, respectivamente, de Score Internacional en la categoría 5/1600, luego de más de dos décadas de trabajar en la fabricación de autos off-road que él manejaba o que otros le encargaban.
Además de obtener en 2007 el Toyota Award por ser uno de los 18 carros que terminaron todas las carreras del circuito sin desperfectos con un recorrido total de 2296.84 millas.
La temporada de Score contempla la carrera Baja 1000, en la que participan cada año más de 200 pilotos de Estados Unidos, Europa, Japón y México, y en la que eventualmente hicieron su aparición estrellas cinematográficas como Steve McQueen y Chuck Norris.
Jorge Molina, de la revista Motor, apuntó que el poder de Reynoso como experimentado piloto es reconocido incluso por sus rivales deportivos de Ensenada, quienes lo han invitado a correr con ellos. Esa experiencia como corredor le ha servido para aplicarla en la fabricación de carros off-road.
"Se requiere tener mucha pasión para aguantar tanto tiempo, pero sobre todo un buen apoyo económico, porque fabricar un carro así, es caro", dijo Reynoso, quien es propietario del taller mecánico MR Fabricaciones.
El oficio de hacedor de vehículos off-road es lo más parecido al de un artesano. Ningún carro ninguna pieza se concluye igual. Por eso hay pocos que se dedican a este trabajo. En la ciudad hay solo seis talleres que realizan este tipo de vehículos, sin embargo, ninguno se dedica al cien por ciento a ello.
Reynoso, hijo de un caballerango del legendario lienzo de la Misión del Sol, dijo que comenzó a trabajar de aprendiz a los 16 años en un taller mecánico especializado en Volkswagen, cuyo propietario había sido corredor de clase nueve.
Ese sitio también era punto de reunión de viejos pilotos de la Baja 1000, dijo. En boca de aquellos corredores conoció la pasión de fabricar y pilotear carros por los desiertos.
A los 22 años puso su primer taller mecánico e hizo sus primeras carreras como copiloto en la Baja. Poco a poco, mientras incursionaba más en el circuito, equipos iban encargándole diversos trabajos.
Actualmente tiene junto a sus hermanos tres talleres mecánicos, pero en MR Fabricaciones es donde construyen estos vehículos, desde colocar tubos y carrocerías especiales, motores y amortiguadores, hasta hacer modificaciones de cualquier vehículo 4 x 4.
Hay una docena de clases de automóviles que participan en los circuitos off-road. El más emblemático es el Trophy-Truck, un pick up de estructura tubular con suspensión y motor entre los 600 y 850 caballos de fuerza que alcanza una velocidad máxima de 145 millas por hora.
El costo para adaptar un Trophy-Truck fluctúa de 150 mil a un millón de dólares, dependiendo del bolsillo de los patrocinadores que lo ordenen, de acuerdo con mecánicos consultados.
Reynoso explicó que el automóvil con el que comenzó a competir, y continuó haciéndolo por más de 20 años, era un carro con cabina y chasis de Volkswagen Escarabajo, catalogado como clase 5/1600 y que en principio resultaba económico. La mayoría de los pilotos mexicanos participaban en esta categoría por el bajo costo de sus partes y de la gasolina, dijo, pero con el tiempo comenzó a encarecerse debido a las modificaciones que aprobó Score.
El costo actual de la fabricación de un vehículo de este tipo, cuya velocidad máxima es de 105 millas por hora con un motor de 175 a 250 caballos de fuerza, va de 50 a 90 mil dólares, estiman mecánicos consultados.
Reynoso dijo que el primer campeonato que consiguió con un 5/1600 costó unos 30 mil dólares y el segundo unos 50 mil dólares.
Los montos los sorteó junto a su equipo Del Sol Racing, llamado así porque las 25 personas que lo apoyan viven en el fraccionamiento El Soler, donde está su taller y donde cada año comienza la "espinita" por cruzar una ruta más en el desierto de la Baja.
Omar Millán escribe para Enlace, el semanario en español del UT San Diego