Tijuana.- Más indicios de los desaparecidos durante la guerra intestina entre células de cárteles de la droga fueron hallados el fin de semana en un predio ubicado en la periferia de la ciudad que perteneció al criminal confeso Santiago Meza, apodado "El Pozolero".
Personal de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada, la Siedo, encontró pedazos de tejidos humanos en un terreno del Ejido Loma Bonita, al este de la ciudad, informó Fernando Oceguera, secretario de la Asociación Ciudadana Contra la Impunidad, un organismo civil que representa a familiares de 234 personas desaparecidas en Tijuana.
Desde el pasado martes, especialistas de la fiscalía federal comenzaron una serie de excavaciones en diferentes predios al oriente de Tijuana que presuntamente pertenecían al "Pozolero".
Según Oceguera, fueron cuatro terrenos los que analizaron junto a perros entrenados, pero sólo en uno de ellos encontraron restos humanos.
"Eran grandes pedazos de tejidos, brazos, manos, bastantes pedazos humanos. La Siedo los tomó y se los llevó a un laboratorio de la Ciudad de México para verificar el ADN; nos dijeron que a mediados de marzo tendrían los resultados", dijo.
El portavoz de la delegación en Baja California de la Procuraduría General de la República, Ramón Gómez, manifestó que ellos hasta el momento no tenían información que corroborara el hallazgo, pues directamente la oficina en el Distrito Federal se estaba encargando del asunto.
En enero de 2009, el Ejército Mexicano detuvo a Santiago Meza en una casa del corredor turístico Playas Rosarito Ensenada. Horas después de su arresto las autoridades dieron a conocer que ese hombre al que llamaban "Pozolero" había confesado deshacer en ácido al menos a 300 cadáveres.
Meza, según la fiscalía federal, hacía esa labor por órdenes de Teodoro García Simental, "El Teo", quien junto con Raydel López Uriarte,"El Muletas", comandaban una sangrienta célula criminal apoyada por el cártel de Sinaloa que libró una batalla contra el cártel Arellano Félix.
Esa guerra intestina del crimen organizado dejó entre 2008 y 2009 una estela de 1,507 muertos, actos de sadismo nunca antes vistos, 390 desaparecidos reportados por sus familiares y más de cien secuestros sólo en Tijuana.
Pese a que García Simental y López Uriarte fueron arrestados en enero y febrero de 2010, respectivamente, la violencia continuó entre "pequeñas células" según la fiscalía estatal que antes servían a uno u otro cártel. El año pasado fueron reportadas 820 muertes violentas.
La Siedo halló restos óseos de diez víctimas en la finca donde Meza confesó que cometía los crímenes, ubicada en un predio del Ejido Ojo de Agua, un área semirural al este de la ciudad.
Pero después de dos años ese terreno, que custodiaban policías federales, fue abandonado por investigadores federales y estatales.
La Asociación Ciudadana contra la Impunidad presionó a las autoridades para continuaran las investigaciones de los desaparecidos, porque creían que Meza no sólo había actuado en esa casa sino al menos en otros ocho terrenos de esa misma zona, donde sus calles son de tierra y difícil ver a alguna patrulla de la policía.
Elementos de la agencia federal estuvieron del 14 al 16 de diciembre pasados en un operativo de búsqueda de cadáveres en el vaso de la presa Abelardo L. Rodríguez, a raíz de una llamada anónima, que resultó infructuosa.
Pero a insistencia de Oceguera, quien desde el 10 de febrero de 2007 busca algún indicio que lleve al cuerpo de su hijo Fernando Oceguera Ruelas, entonces de 23 años, secuestrado en su casa y desaparecido por un escuadrón de supuestos oficiales federales, la búsqueda de víctimas desaparecidas aún continúa.