SAN DIEGO.- Un juez federal sentenció el pasado viernes a seis meses de cárcel a un ex agente de la Patrulla Fronteriza que fue hallado culpable de proteger a su padre, un inmigrante indocumentado, y mentir a las autoridades al respecto.
Marcos Manzano Jr., de 27 años, deberá cumplir además dos años de libertad condicional, de acuerdo con la sentencia del juez de distrito Jeffrey Miller.
Durante la audiencia de hoy, el exagente dijo estar "avergonzado y apenado" por los cargos.
El padre, Marcos Gerardo Manzano, de 46 años, se había entregado en enero de este año a agentes de la Fuerza Contra Corrupción Fronteriza de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) bajo cargos de tráfico de drogas e inmigrantes.
Previamente, su hijo había sido arrestado en la estación de Imperial Beach de la Patrulla Fronteriza donde trabajaba, acusado de alojar inmigrantes indocumentados y hacer declaraciones falsas.
Las autoridades acusaron a los Manzano de mantener escondida en su vivienda un sitio de distribución de drogas construido como búnker, en el que también albergaban a inmigrantes indocumentados.
El agente especial del FBI Darrell Foxworth señaló que su agencia había sido capaz de comprobar la presencia de Manzano padre en varias ocasiones desde septiembre de 2009, cuando comenzaron la vigilancia en la casa de su hijo.
Los agentes del FBI descubrieron que pese a que Manzano hijo alojaba a su padre en su domicilio, luego de que hubiese sido deportado previamente por ser condenado en un caso relacionado con narcóticos, éste negó saber sobre su paradero.
Manzano padre, de acuerdo con registros de la corte, fue deportado por primera vez a México en enero de 2007 y luego en el 2008 luego de ser condenado en cortes estatales por posesión de marihuana con fines de venta.
La fiscal asistente federal Tara McGrath dijo en la presentación original del caso en la corte que el cuarto tipo búnker era utilizado para alojar a inmigrantes indocumentados, drogas o ambos, debido a que autoridades también encontraron cerca de dos onzas (61 gramos) de metanfetaminas y lo que describieron como una cantidad "substancial" de materiales para empaquetar drogas.
Se accedía al cuarto subterráneo moviendo una loza de concreto de gran tamaño, la que descubría una escalera que daba a un cuarto de siete pies de largo y con una altura de ocho pies.
