Para Rubén Fernández Aceves la vida es una montaña que nunca acaba de escalar.
El subsecretario de Enlace Legislativo de la Secretaría de Gobernación, es un tijuanense nacido en la Ciudad de México que siendo adolescente llegó a radicar a esta frontera.
Le apasiona el alpinismo y afirma que sólo en las alturas de la montaña se encuentra a sí mismo.
Desde su histórica presidencia de la Asociación Mexicana de Municipios, hasta su función actual en su despacho del Palacio Cobián en Bucareli, Fernández Aceves se da a la tarea de conciliar intereses políticos enfrentados.
Nos encontramos con Fernández Aceves una nublada tarde de domingo en Bucareli. Sentado a un costado del escritorio que perteneció a Plutarco Elías Calles, el subsecretario nos platicó sobre lo que más extraña de Tijuana; nos confesó que su mayor insatisfacción es no poder acabar con la injusticia social en México y aseguró que su mayor reto es aprender a ser un buen padre de familia.
¿Qué significa Tijuana para usted?
Lo primero es solidaridad. Yo me he dedicado a trabajar muchos años con gobiernos locales y he aprendido que lo que hace a una sociedad próspera y con futuro no es el dinero, no son los recursos que su municipio tenga. Ni su gobierno, ni siquiera es el partido que esté a cargo. Lo que hace a una ciudad próspera es su gente.
¿Hay alguna mística o un sello de lo tijuanense al trabajar?
Sí y es un sello que no es fácil de aguantar. Muchas personas por ejemplo reclaman el hecho de que uno llegue a ser muy franco, al no perder tiempo en las conversaciones durante las negociaciones, al exponer tu punto de vista.
Cuando tú eres muy franco hay muchas sociedades o grupos que se resisten a esa franqueza, al temor de hablar de uno mismo y de lo que siente. Hay personas que prefieren hablar de los demás para explicar lo que sienten en lugar de ser francos.
Yo creo que esa es una característica que nos distingue a los tijuanenses que nos formamos en una tarea dura, en una tarea difícil, en una lucha cotidiana en donde aprendimos que no tenía mucho espacio la mentira. Eso es algo que traigo marcado de allá y es a Tijuana a quien le echo la culpa de eso.
¿Qué extraña de Tijuana?
Extraño a mis hijas, mis tres hijas viven en Tijuana, eso es en la parte personal lo que más extraño. También extraño a mis amigos, extraño la posibilidad de descubrir cosas nuevas.
¿Qué recuerdos tiene de su juventud en Tijuana?
Yo llegué a Tijuana a los 14 años de edad, recién acababa de aprender a escalar en roca y cuando llegué a Tijuana y no encontraba ningún lugar dónde poder practicarlo. Entonces exploré la región solo los primeros dos o tres años, después con algún amigo, con otro y descubrimos por ejemplo que en Tijuana, en la Presa Abelardo Rodríguez, frente a las cortinas de la presa hay unas paredes de roca y yo creo que fuimos los primeros seres humanos que se treparon a esas paredes de roca para escalar.
Esa parte de arriesgarte a lo desconocido y adentrarte a lo desconocido para descubrir cosas nuevas es algo que me formó a mí en Tijuana, no lo había vivido antes y no vivo ahora. Tenemos ya control sobre muchas cosas y tenemos mucha información y aquella parte en la que tomas decisiones y tomas riesgos para hacer cosas que te gustan, es algo que extraño de aquellos tiempos.
¿Cuál ha sido su mayor reto como alpinista?
Si tú me dijeras cuál es la montaña más difícil que has subido o cuál es la montaña que subirías te diría que el Picacho del Diablo, que está en el Municipio de Ensenada y tiene más de 3 mil metros de altura, es la montaña más alta de toda la península y es toda una leyenda. Decían los conquistadores que esa montaña era el Cerro de la Encantada. Cuenta la leyenda que desde la costa de Sonora se alcanzaba a ver el Picacho del Diablo nevado en medio del desierto, entonces aquello era una contradicción y parecía un cerro encantado. Esa montaña fue mi sueño durante muchos años. Siendo estudiante yo soñaba más con poder subir el Picacho del Diablo algún día, más que con poder conquistar a una mujer.
¿Qué sintió al escalar el Picacho del Diablo?
En el Picacho del Diablo, yo he estado ahí varias veces, he sentido un gozo inmenso que solo se puede sentir si estás ahí. El gozo que significa poder subir esta montaña después de cinco días de esfuerzos, con las piernas hechas pedazos, cansado, con calor, con sed, y poder llegar a la cumbre y sentir esa altura, esa soledad total que en un buen día alcanzas a ver el Golfo de California y el Océano Pacífico, es un sentimiento que no te lo puedo describir.
Pero también en el Picacho del Diablo es donde he estado más cerca de la muerte, no se me olvida, recuerdo perfecto como decidí yo que ya había llegado el momento de morir y no porque yo me quisiera suicidar sino porque me metí en problemas escalando en una posición en la que yo dije ya no tengo remedio, un paso hacia adelante, hacia atrás, hacia arriba o hacia abajo ya se acabó, me acuerdo que me senté en una pequeña arista de piedra, volteando hacia el Golfo de California y veía yo el horizonte y decía, si así va a tocar está bien, no sabía si me iba a quedar dormido y me iba a caer o si me iba a quedar congelado, hasta que un amigo me grito "Hey, ¿dónde andas?" y me echaron una cuerda y me sacaron. En esa montaña he vivido las experiencias más intensas de mi vida.
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¿Qué es Tijuanizando México?
Este movimiento busca a aquellos tijuanenses que por razones profesionales han salido de la ciudad y cuya labor está marcando diferencias e influyendo en el país entero.
Cada jueves presentaremos a usted el perfil más íntimo de estos personajes que están dando de qué hablar a 3 mil kilómetros de distancia.
Ellos llevan el espíritu tijuanense como una marca registrada, como una actitud que se contagia, como un sello inocultable capaz de imprimirse en un estilo personal de innovar. Su creatividad y capacidad de innovación está Tijuanizando México.
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[sidebar]¿Quién es?
Rubén Fernández Aceves es Licenciado en Derecho de la UABC y tiene Maestría en Gestión de la Información y el Conocimiento de la Universitat Oberta de Catalunya.
Entre otros cargos fue Diputado federal propietario por la LVII Legislatura y se desempeñó como Presidente de la Comisión de Población y Desarrollo de la Cámara de Diputados. Fue coordinador de Políticas de Población en el equipo de transición del presidente Vicente Fox Quesada y fungió como Director General de Progresa.
Fue fundador y Director Ejecutivo de la Asociación de Municipios de México y titular del Centro Nacional de Información del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.
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[sidebar]Conócelo mejor
Pasión: El alpinismo
Libro: El hombre y la montaña, Georges Sonnier
Comida: La que sirven en Yogurth Place en Playas de Tijuana
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