Tijuana.- Si este día era el fin del mundo, según el pastor cristiano evangélico Harold Camping, a miles de fanáticos de los Xoloitzcuintles de Tijuana se les cumplió su último deseo.
Y si no llega el apocalipsis antes, es probable que el anhelo de estar en primera división se prolongue hasta el fin de este año, durante su primera temporada en "la grande" ante equipos de tradición como Pumas, Chivas o América.
Mientras, esta tarde de sábado no es como cualquiera. Miles de seguidores del club local estaban en las calles festejando el triunfo que tuvieron en el estadio Caliente de 2 – 1 ante los Freseros de Irapuato, una celebración que según algunos durará el resto del fin de semana.
"Esto no se vive dos veces. Ha sido muy intenso y merece que lo festejemos hasta el amanecer. No hay de otra. Y mañana nos vamos al desfile y el lunes tal vez no trabajamos", dijo Jorge Villegas, de 28 años, un empleado de oficina, mientras brindaba con una cerveza junto a su grupo de amigos en un bar de la zona Río.
Aunque en el bulevar Agua Caliente y en la zona Centro cientos de fanáticos ondeaban banderas rojinegras de los Xolos y automovilistas sonaban los cláxones de sus vehículos, el mayor festejo estaba sucediendo en el Paseo de los Héroes de la zona Río.
Ahí, desde las 11:30 de la mañana miles de fanáticos, que no alcanzaron o pudieron pagar las entradas para el partido en el estadio Caliente, se habían aglomerado en la glorieta Cuauhtémoc para ver el juego en una pantalla gigante.
El Ayuntamiento ya había cerrado esa avenida hasta la glorieta Independencia y montado un operativo de seguridad.
Mientras que unas 16 mil personas abarrotaron el estadio, propiedad del polémico ex alcalde y empresario Jorge Hank Rhon, quien también es dueño del equipo de los Xolos.
"Fue muy emocionante el partido. Aquí todos los vivimos con mucho nervio. Yo estoy muy contento, pero ahora que está en primera división creo que tendré problemas con ellos porque yo soy Chiva de corazón. Sé que muchos están como yo. Pienso que la nueva generación es la que apoyará a los Xolos", dijo Javier Granados, de 30, un pintor carrocero.
"Esto es increíble ¡Estamos en primera división!", gritó, Luis Aranda, un empleado de almacén de 25 años.
"Ahora hay que apoyar al equipo, nada de si somos del América o de Pumas o de las Chivas, puro Xolos. Yo era del Cruz Azul y ya renuncié".
Pocas veces se había visto un festejo así en la ciudad. Las únicas referencias están en el mundo del futbol, cuando la selección mexicana ganaba sus primeros partidos en los mundiales Estados Unidos 1994 y Francia 1998.
Esos lejanos triunfos hicieron que espontáneamente miles salieran de sus casas y se reunieran en la zona Río.
Otras celebraciones memorables, aunque más modestas, están relacionadas con el boxeo. Los triunfos de Julio César Chávez o los de Erik "Terrible" Morales ocasionaban que muchos eufóricos gritaran a las calles sus victorias como si algún distraído todavía no se había enterado.
La tarde de este sábado muchos cantaban, bailaban o tocaban algún instrumento unos sólo hacían ruido mostrando su alegría, una al menos entre tantas catástrofes y muertes violentas.
Muchos traían sus rostros pintados de negro y rojo y muchos más presumían sus camisetas, que desde ahora también significan una parte de la identidad de esta frontera.
Una paradoja más de esta abigarrada ciudad, pues hace dos décadas el rojo y el negro significaron los colores que colocaron los empleados del sindicato Alba Roja durante la huelga que cerró definitivamente el hipódromo Agua Caliente, bajo la administración de Hank Rhon, quien después como una ironía pintó todo el histórico edificio de esos colores.
Este fin de semana, miles celebraban el triunfo de los Xolos. Momentáneamente dejaban de lado los problemas cotidianos y la historia del propietario del club de Tijuana, que otra paradoja en buena medida ha contribuido a esos problemas diarios en esta frontera.
Mientras, salud y a festejar, antes de que llegue el fin del mundo.
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