AGENCIA EFE.- La alegría de los latinos, su música e incluso el español los acompañan hasta en alta mar, como ocurre a bordo del buque anfibio de asalto WASP de la Marina de Estados Unidos, que visita esta semana Nueva York, donde la tripulación de origen hispano comparte su dedicación al trabajo y su cultura.
El WASP, con capacidad para transportar más de 3.000 miembros de las Fuerzas Armadas, además de tanques de guerra, aviones y otro equipo militar, es uno de 10 barcos de guerra y 17 fragatas y buques escuela procedentes de 15 países que están en la Gran Manzana como parte de la Semana de la Flota, que concluye el 30 de mayo.
Los miembros latinos de la tripulación de esta nave, construida en 1984, se saludan con entusiasmo y bromean entre ellos, pero también con sus compañeros, de diversos grupos étnicos, "porque somos como una gran familia", según dijo a Efe el mexicano Víctor García.
"Somos latinos y entre nosotros nos cuidamos. Aquí la comunidad (de hispanos) está creciendo y nos juntamos. Queremos mantenernos cerca, no perder nuestra cultura", indicó con entusiasmo García, que nació en Chihuahua (norte de México) y fue traído a Estados Unidos cuando tenía siete años.
García, de 23 años, es uno de varios latinos, nacidos en EE.UU o traídos por sus padres a este país, que forman parte de la tripulación y que acompañaron a Efe a un recorrido por la embarcación, asignada ahora a labores de vigilancia en el Atlántico.
El joven destacó que la misión y prioridad de todos en el WASP es la defensa de EE.UU y que en ello trabajan duro.
"Nuestra misión es proteger el mar y tomamos en serio nuestro trabajo. Patrullamos el Atlántico asegurando que no haya piratas como ocurrió en África y en conjunto con la Guardia Costera que no haya narcotráfico", afirmó.
Acompañado por su colega Cristóbal Garcia, el marinero de origen mexicano aseguró que "los latinos nos llevamos bien", y en su caso incluso se llaman primos entre sí, aunque no son familia, por compartir el apellido y la camaradería que han desarrollado en el día a día, que comienza en general a las seis de la mañana.
"Cuando vas caminando (por el barco) y te topas con algún latino, te sale el español porque aquí hay ecuatorianos, salvadoreños, puertorriqueños, mexicanos y hondureños, entre otros países", afirmó Víctor, que trabaja en el mantenimiento de la pista de los aviones y helicópteros, mientras que su amigo está a cargo de la nómina.
Datos de la Marina de Guerra de EE.UU indican que los latinos conforman el 15,74 % (49.694) de los 315.756 hombres y mujeres que integran la flota naval de este país.
La Marina cuenta con 40.195 hombres y 9.499 mujeres hispanos, como la salvadoreña Wendy Argueta, que administra los más de siete millones de dólares del presupuesto del barco y su equipo, o la ecuatoriana Angela Zamora, "marinera del año", a cargo de las ventas y servicios así como de la lavandería.
Con latinos de diferentes procedencias, en el WASP se escucha música de todas partes, desde la ranchera, pasando por la bachata, el merengue, la salsa y hasta el reguetón, en particular en las fiestas abordo cuando pasan mucho tiempo en alta mar, en las que los latinos no vacilan en salir a la pista de baile.
"Nuestros compañeros (no latinos) nos miran. Somos alegres y ese ambiente les gusta y quieren aprender (a bailar). Yo aprendí aquí a bailar mejor la bachata y el merengue y enseñé a otros a bailar cumbia, banda, la música regional mexicana", dijo Víctor a Efe.
Cristóbal, que nació en El Paso (Texas) pero se identifica como mexicano, confesó su pasión por las rancheras: "En la mañana, que estoy solo en la oficina, pongo esa música y llamo a mis amigos (en el barco), que bajan" para escucharla.
Por su parte, el policía militar Pablo Necoechea, de origen argentino-mexicano, agregó que la Marina "es la que mueve todas las fuerzas armadas de EE.UU, es la más importante. Nosotros los transportamos y ellos pelean".
Sea en un barco de guerra o un buque escuela como el Guayas de Ecuador, que también visita esta semana Nueva York, siempre hay tiempo para compartir y la diversión.
"Tenemos una sala y ahí escuchamos música, hay retretas con la banda del barco, cantamos porque hay karaoke y todos se integran", señaló a Efe la ecuatoriana Jessica Lucero.
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