WASHINGTON.- El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, hizo de la justicia económica su bandera en el discurso sobre el Estado de la Unión en el que presentó lo que a todas luces será su programa para la reelección en las presidenciales de noviembre.
Durante una hora y ante ambas cámaras del Congreso, el presidente estadounidense insistió en que los valores del país -las oportunidades y las reglas iguales para todos- se encuentran en peligro y es necesario tomar medidas urgentes para impedirlo. Es, a su juicio, "la cuestión clave de nuestra época".
"Es hora de aplicar las mismas reglas a los de arriba que a los de abajo: ni planes de rescate, ni dádivas, ni escapatorias… Que cada uno asuma sus responsabilidades", destacó, en una alocución de contenido abrumadoramente económico y en la que la política exterior sólo ocupó un papel secundario.
Aplaudido no menos de sesenta veces, Obama presentó un plan "para construir una economía que dure".
En él propuso promover la innovación manufacturera y la creación de empleo en territorio estadounidense, alentar el crecimiento del sector de las energías limpias y fomentar la educación.
Pero también consideró que todos los estadounidenses deben comportarse bajo las mismas reglas y recibir oportunidades, y por ello propuso que aquellos que ingresen más de un millón de dólares paguen al menos el 30 por ciento de sus ingresos en impuestos.
Para subrayar este mensaje, reclutó a la secretaria del multimillonario Warren Buffett, Debbie Bosanek, una de las invitadas a presenciar la alocución desde el balcón de la primera dama.
Buffett hizo famosa a Bosanek al defender el año pasado que los ricos pagaran más impuestos, poniendo de relieve que las reglas fiscales en Estados Unidos son tales que, proporcionalmente, su secretaria paga mucho más al erario público que él.
Si la igualdad debe aplicarse al trato y las oportunidades a los ciudadanos, también debe hacerse lo mismo con los países.
Así, el presidente arremetió contra lo que consideró las prácticas desleales en la competencia comercial por parte de China, como la piratería intelectual, y anunció una nueva unidad que se dedicará a combatir ese tipo de irregularidades en el comercio internacional.
Obama anunció también medidas para alentar la innovación de las empresas manufactureras, en particular en el área de la alta tecnología, y fomentar que creen puestos de trabajo en territorio estadounidense.
Reclamó nuevos esfuerzos en favor de las energías limpias y planteó medidas como el desarrollo de estas tecnologías en el suficiente terreno público para dar suministro a tres millones de hogares.
En el terreno de la política exterior, el presidente, que comenzó su discurso con una alusión a uno de sus grandes éxitos, la muerte del líder de Al Qaeda, Osama bin Laden, reiteró que la guerra en Afganistán está encaminada para concluir en tres años.
Acerca de Irán, país con el que mantiene un fuerte contencioso acerca de su programa nuclear, Obama insistió en que "no hay opciones fuera de la mesa" pero consideró que una solución pacífica "todavía es posible".
En Siria, aseguró que no duda de que el régimen del presidente Bachar al Asad "descubrirá pronto que las fuerzas del cambio no tienen marcha atrás y no se puede negar la dignidad humana".
La región latinoamericana brilló por su ausencia en el discurso de Obama, quien dijo que se debe trabajar en una reforma migratoria en Estados Unidos "ya mismo", y dijo que quienes se oponen a ella "se han quedado sin excusas".
El mandatario reconoció que en este año electoral le puede ser difícil al Congreso llegar a un consenso sobre una reforma integral.
"Pero si las intrigas políticas del año electoral impiden al Congreso formular un plan integral, al menos acordemos dejar de expulsar a estos jóvenes responsables que desean trabajar", dijo, en referencia al DREAM Act, ley que abriría una vía para legalizar a centenares de miles de jóvenes indocumentados en Estados Unidos si ingresan a la universidad o el Ejército.
"Envíenme una ley que les brinde a ellos la posibilidad de ganarse su ciudadanía. La firmaré inmediatamente", dijo.
Por otro lado, Obama defendió los logros de su gobierno en reforzar la vigilancia en la frontera.
"Mi gobierno ha puesto más agentes de vigilancia en la frontera que nunca antes. Es por eso que hay menos cruces (de inmigrantes) ilegales desde que asumí el cargo", dijo.
Obama no ha podido concretar su promesa electoral de lograr una reforma que abra una vía para regularizar la situación de once millones de indocumentados, la mayor parte de ellos hispanos.
En los comicios de 2008 participaron 10.2 millones de votantes latinos y de ellos 6.7 millones votaron por Obama esperanzados en una reforma migratoria comprensiva que incluya una vía de legalización justa.
En el cuarto año de un mandato caracterizado por los duros enfrentamientos entre demócratas y republicanos, el presidente aseguró: "colaboraré con cualquiera en el Congreso para dar impulso (a estas ideas)". Pero, advirtió: "combatiré la obstrucción con acciones".
El momento más emotivo de la noche, sin embargo, se produjo momentos antes del discurso: en medio de los aplausos de demócratas y republicanos, Obama se fundió en un abrazo con la congresista Gabby Giffords, herida gravemente de un disparo el año pasado.
Tras su discurso, el presidente tiene previsto comenzar hoy, miércoles una gira por cinco estados del país, claves en el mapa electoral -Iowa, Arizona, Nevada, Colorado y Michigan-, para promover las propuestas presentadas este martes.
editorial@sandiegored.com