San Diego (California), 23 ago (EFE).- El proyecto de expansión de la garita de San Ysidro se encuentra en riesgo debido a que el Congreso no ha asignado los fondos necesarios para completar la dos últimas fases, reconocieron autoridades federales.
Las fases dos y tres del proyecto de expansión incluyen la remodelación del edificio que alberga el cruce peatonal y la reubicación de la carretera interestatal 5 a fin de que se conecte con el nuevo puente de cruce El Chaparral, que las autoridades mexicanas construyen al oeste de la actual garita.
El administrador del proyecto de expansión de la Administración de Servicios Generales, Damon Yee, dijo a Efe que el proyecto estaba programado para ser concluido en 2016, pero que por el momento esperan que el Congreso libere los fondos para seguir construyendo.
Estos retrasos también pueden afectar los planes de expansión para las garitas de Otay Mesa y Caléxico.
Con 30 años de operación y evidentes signos de deterioro, la garita que se localiza entre San Diego y Tijuana es el punto de cruce más populoso entre ambos países y actualmente cuenta con 24 carriles de conexión dirección norte y seis carriles hacia el sur.
Cerca de 102.000 personas cruzan esta garita en ambas direcciones tanto a pie (25.000) como en vehículos (50.000) todos los días, por lo que el objetivo del proyecto es mejorar la seguridad, eficiencia operacional y protección de los viajeros.
El proyecto, que se espera cueste 577 millones de dólares, busca incrementar las líneas de tráfico hasta 34, cada una de ellas con dos casetas de inspección, en lugar de la única que opera actualmente, y un área de 110.000 pies cuadrados para las inspecciones vehiculares.
La fase uno de la construcción, que se espera sea terminada en 2014, incluye también un techo de material plástico de 725 pies de extensión, a 100 pies de altura, en el que se instalarán cámaras de seguridad, iluminación e inyección de aire a los puestos de revisión.
Durante la construcción, las esperas para el cruce vehicular se han incrementado notablemente durante los últimos meses.
Manuel Reynaga, quien cruza desde Tijuana en forma diaria para trabajar en San Diego, dijo a Efe que ha tenido que levantarse al menos una hora más temprano para cruzar de madrugada, y que la espera una vez despuntado el día puede prolongarse hasta cuatro horas en su punto más difícil por automóvil, por lo que ha tenido que cambiar sus estrategias de transporte.
La espera será incluso más larga en las siguientes dos semanas, cuando algunos carriles serán cerrados para permitir la demolición de la estructura actual aérea, aunque se añadirá una garita de inspección más por carril para tratar de compensar el tiempo de espera, de acuerdo con Oscar Jaramillo, de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP).
Jaramillo dijo que su agencia se coordinará con autoridades en Tijuana a fin de dirigir el tráfico hacia los carriles abiertos, y que se espera que el punto más difícil de construcción sea desde el comienzo de septiembre y hasta la última semana de noviembre.
El Congreso asignó fondos para la primera fase del proyecto, que incluye el aumento de las casetas de inspección desde 24 a 62, mientras que los proyectos cuyos fondos no han sido liberados incluyen también el nuevo edificio de aduanas y la nueva instalación de procesamiento peatonal.
Un estudio de la Asociación de Gobiernos de San Diego, la principal agencia de planificación regional, indicó que los retrasos en el tiempo de cruce desde Tijuana a San Diego debido a la infraestructura inadecuada le cuestan a la región más de 7.000 millones de dólares por año en pérdidas económicas.