La inyección letal esperaba a Ernest Johnson en la prisión de Bonne Terre en Missouri cuando la Corte Suprema de Estados Unidos, suspendió su ejecución a la espera de una resolución que concluya si los efectos de la inyección podrían causarle un dolor extremo.
La defensa de de Johnson argumenta que el pentobarbital, fármaco en las inyecciones letales, le provocaría convulsiones por un tumor cerebral que al condenado no se le extripó por completo.
La Corte Suprema determinó que aplicarle la inyección a Johnson conllevaría a "un riesgo considerable e injustificable", los efectos que surtiría el fármaco sería una violación a la Octava Enmienda de la Constitución, que protege a los ciudadanos de "castigos inusuales o crueles".
La misma defensa ha pedido al estado que se le ejecute en la cámara de gas, método que no se ha utilizado desde 1965.
Johnson fue sentenciado en 1994 después de asesinar a martillazos tres personas que laboraban en un supermercado, sus cuerpos fueron descubiertos en un baño del establecimiento y en un congelador.
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miranda.garcia@sandiegored.com