El autopredicado papa, Tsietsi Makiti, viste una túnica roja y una mitra adornada de oro, da la bienvenida en la Iglesia Gabola de Johannesburgo a todas aquellas personas que fueron rechazadas religiosamente por beber alcohol.
En medio de la ceremonia, entre cánticos y botellas, el sacerdote levanta una copa llena de whisky con hielo, líquido que reemplazó al vino de consagrar, para completar la eucaristía.
Incluso, esta congregación te bautiza con el alcohol de tu preferencia, si bebes vino te bautizaran con vino, si bebes cerveza lo harán con tu cerveza favorita.
Una iglesia que mezcla la religión con la alegría de beber puede ser un paraíso para unos pero un pecado para otros. El director del Consejo de Iglesias Independientes de la Unión Sudafricana, Modiri Patrick Shole, ya se encuentra juntando los recursos necesarios para cerrar esa congregación pues le parece una blasfemia.
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