
Antes de 1973, El Rosario era literalmente "el final del camino", si uno iba manejando por la Baja, este sería su último destino, después de eso muchos kilómetros de camino (sin pavimentar) eran lo único que quedaba. Fue hasta que se construyó la carretera Transpeninsular que la vida turística de toda la parte sur de Baja California comenzó a crecer y El Rosario se tranformó en una parada obligatoria para los viajeros.
Después en 1967 se organiza la primer carrera de la Baja 1000 y El Rosario es el primer punto de encuentro. Cuando los corredores conocieron los deliciosos platillos de Mamá Espinoza y quedaron perplejos. Entre los burritos de langosta, los tacos, su famosa sopa de cangrejo y la machaca de camarón, la voz se corrió hasta Estados Unidos y lo demás es historia.
El restaurante es ahora una parada obligatoria de la Baja 1000 y así lo ha sido por más de 40 años.

Anita Grosse Peña, la verdadera Mamá Espinoza, se ha distinguido por brindar excelente servicio a todo aquel que llegue a su restaurante. Cuando el restaurante abrió por primera vez, se llamaba "Casa Espinoza" pero después de que llegara la Baja 1000, los corredores eran tan bien atendidos que comenzaron a llamar a la dueña "Mamá Espinoza" y después de eso se le cambió el nombre al establecimiento.
Hasta el día de hoy, "Mamá Espinoza" sigue abierto y recibiendo a todos esos viajeros que lleguen a su puerta, y sorprendentemente Doña Grosse Peña está ahí para recibirlos.
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jorge.guevara@sandiegored.com