Segunda de dos partes…
[/p]
TIJUANA El criminal confeso Santiago Meza dijo que el último lugar donde trabajó como "pozolero" fue en un predio del ejido Ojo de Agua, una zona casi rural al este de la ciudad que colinda con la antigua carretera al municipio de Tecate.
A pesar de que es el lugar que medios nacionales e internacionales bautizaron como "La finca del pozolero" y dijeron que ahí deshizo en ácido unos 300 cadáveres, Meza aseguró que pasó en ese sitio "como un año y feria y en ese lapso fueron como diez personas cuando mucho que se deshicieron".
"El Pozolero" hizo esa declaración a la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (Siedo) tras su detención cerca de Ensenada el 23 de enero de 2009. El documento completo fue mantenido confidencial por la dependencia.
Sin embargo, una copia fue filtrada de forma anónima en septiembre a Fernando Ocegueda, un representante de familias que buscan a sus seres queridos que desaparecieron durante el apogeo de la violencia relacionada en el narcotráfico.
Ocegueda la compartió con sandiegored.com con la esperanza que ayude a resolver los casi 500 casos de personas que desaparecieron.
De hecho, un equipo forense de Siedo está en Tijuana desde el lunes, 19 de diciembre, explorando diversos predios al este de la ciudad, donde se cree que Meza pudo dejar indicios de cadáveres que no deshizo completamente en sosa cáustica, labor que planean concluir este jueves.
La declaración cuenta detalles escalofriantes de como Meza comenzó la práctica de disolver cuerpos humanos, como perfeccionó su técnica y sobre todo, los lugares donde hizo a las víctimas de ejecuciones de las células criminales literalmente desaparecer.
Se desconoce si el relato es verdadero. Si lo fuera, ilumina lo que es quizás el capítulo más oscuro de la violencia del narcotráfico en la región.
En la primavera de 2009, pocos meses después de que "El Pozolero" fue detenido, agentes federales ministeriales encontraron en la finca del ejido Ojo de Agua las fosas clandestinas en las que operó; ahí hallaron también restos óseos, dientes y anillos.
Lourdes Dehesa, de 66 años, sacó de la tierra removida por agentes lo que parecían ser tejidos y terrones con sangre. Ella sufrió el secuestro de su hijo Diether Ford, de 24. Su familia pagó el rescate, sin embargo nunca lo liberaron.
"En este último lugar las personas muertas me las llevaban pura plebada, es decir jóvenes de veinte o veintidós años, que eran nuevos, que recibían instrucciones unos de ´La Perra' (Feliberto Parra Ramos, detenido el 10 de junio de 2009) y otros eran del 'Muletas' (Raydel López Uriarte, detenido el 8 de febrero de 2010), pero que ambas células pertenecían a la organización que comandaba 'El Teo' (detenido el 12 de enero de 2010), para quien trabajaba yo directamente", dijo Meza a la Siedo.
Para finales de 2007, Teodoro García Simental no reconocía a Fernando Sánchez Arellano apodado "El Ingeniero" y sobrino de los fundadores del cártel Arellano Félix como líder de esta organización y al año siguiente comenzó un baño de sangre para eliminar a las huestes de "El Ingeniero", de acuerdo al fiscal del estado, Rommel Moreno.
Según informes de la Procuraduría General de la República y la fiscalía estatal, Sánchez Arellano había heredado el puesto luego que Francisco Javier Arellano Félix, "El Tigrillo", fuera detenido frente a las costas de Baja California Sur en agosto de 2006.
"El Tigrillo" había tomado las riendas del cartel luego que su hermano Benjamín fuera detenido en marzo de 2002 en Puebla, un mes después de que su otro hermano, Ramón, fuera asesinado durante una balacera en Mazatlán.
Ellos habían establecido en Tijuana su sede operativa del más temible grupo criminal que controlaba el trasiego de narcóticos por el Pacífico mexicano hacia Estados Unidos.
Sin "El Tigrillo" vinieron todo tipo de nuevos traficantes a llenar el vacío de poder, incluyendo células del cártel de Sinaloa y La Familia de Michoacán. Los problemas de la droga y la violencia se agravaron entre las células que comandaban "El Teo" y "El Ingeniero".
La zona este de la ciudad, la más vulnerable por su rezago en servicios públicos y familias migrantes casi recién llegadas a la frontera, estaba llena de jóvenes desempleados, repletos de testosterona y a menudo bien armados por los carteles de la droga.
De acuerdo a las autoridades, esa área era controlada por "El Teo", quien había heredado el poder de una célula criminal que fue de su hermano, Mario Alberto García Simental, luego que éste fuera arrestado.
Vista general de la propiedad cerca del ejido Ojo de Agua donde Santiago "El Pozolero" Meza López disolvió varios cuerpos.
