Por: Derrik Chinn Via Baja.com
México creció bajo el peso histórico de un duopolio cervecero. Dos compañías, el Grupo Modelo de la ciudad de México y el Grupo Cuauhtémoc-Moctezuma basado en Monterrey, dominaron el mercado doméstico con un elenco familiar: Corona, Tecate, Pacífico y Dos Equis. Gracias a estas marcas, la idea general sobre la cerveza mexicana es que se debe consumir en grandes cantidades, de preferencia bajo el sol y frente a olas color esmeralda, además de que requiere agregársele una rebanada de limón para realzar su sabor.
Pero sólo al cruzar la frontera San Diego alberga una alta concentración de las cervezas artesanales favoritas del mundo, tanto así que en el 2009 el Men's Journal declaró a la ciudad la Capital Cervecera de Estados Unidos. Era sólo cuestión de tiempo para que esa oposición a la cerveza producida en masa como Budweiser y sus amigos empezara a filtrarse al sur de la muro y hacia Baja California.
Tal cambio en las aguas de los gustos cerveceros eventualmente dio como como resultado la Asociación de Cerveza Artesanal de Baja California (ACABC), un grupo de aproximadamente 40 maestros cerveceros
que durante los últimos dos años han organizado el Baja Beer Fest anual, usualmente alojado en Ensenada en marzo. El fin de semana pasado ese festival hizo su debut en Tijuana, un evento de dos días en el que alrededor de 100 cervezas artesanales locales se dieron cita frente al histórico Jai Alai (uno de los edificios más antiguos de la ciudad) entre la calle 7ma y 8va sobre la Avenida Revolución en el centro de Tijuana.
Este fue el Baja Beer Fest, por cierto, que no debe confundirse con el Tj Beer Fest, un evento más comercial organizado por la Cervecería Tijuana y la San Diego Stone Brewing Co. que se estaba llevando a cabo a unos cuantos kilómetros de allí en el estacionamiento del Casino Caliente. La razón por la cual dos festivales cerveceros grandes se presentaron en la misma ciudad durante el mismo fin de semana es un cuento complicado, pero el precio de renta para un puesto de $20,000 pesos en el segundo fue lo que esencialmente llevó a que la ACABC organizara otra fecha de su propio festival, esta vez en Tijuana y, simultáneamente, deliberadamente en las narices de los organizadores del TJ Beer Fest. La competencia fue confusa para muchos pero para los devotos fanáticos de la cerveza, definitivamente este era el lugar para estar.
En total 7 personas aparecieron el sábado para el paseo ciclista a través de la frontera partiendo de la Bottlecraft Beer Boutique en Little Italy. No es de sorprender que la mayoría hayan sido ciclistas experimentados buscando contrarrestar el
inminente buffet de cerveza. Los verdaderos ciclistas rara vez necesitan una razón para pedalear pero cuando requiere cruzar una frontera internacional, un exceso de cervezas artesanales esperando en el otro punto es definitivamente un incentivo. No es algo de todos los días embarcarse en una aventura autoimpulsada desde una extremidad urbana como lo es San Diego (una de las ciudades más romantizadas del mundo) a otra que es prácticamente una de las menos entendidas por el mundo. No es necesario decir que la experiencia está tan subvalorada como es irreal.
La ruta de 20 millas nos llevó del centro de San Diego a lo largo de Harbor Drive hacia Main Street a través de National City y Chula Vista a lo largo de la costa este del Bayshore Bikeway y hacia las artemisas más allá de la Dairy Mart Road antes de llegar finalmente al cruce peatonal de San Ysidro. Allí, el pelotón desmontó y las llantas delanteras apuntaron al cielo, metidas incómodamente entre las puertas giratorias y hacia México. Minutos después y ahora oficialmente en América Latina, estábamos pedaleando nuestros vehículos hacia el festival apropiadamente al lado de una zonkey llamada Mónica. (Un Zonkey es un burro pintado como zebra, uno de los inmortales íconos de Tijuana para bien o para mal, también conocido como Burro Rayado).
Justo al otro lado de las puertas estaba Francisco Talamante, el presidente de la ACABC y fundador de la Cervecería Cannería de Ensenada, una referencia en Spanglish a las muchas cañerías pesqueras de la ciudad portuaria. ¿Quién mejor para preguntarle en dónde comenzar un maratón de degustación? Además del vaso de La Bombera, ale roja de la Cannería, que traía en la mano, claro. Para una cerveza con sabor a lúpulo, Virgilio e Insurgente. Para una con regusto a malta, Ramuri y Kudos. Pero más importante, él nos recomendó quedarnos con los vasos de degustación de 2-3 oz que cada cervecero ofrecía por alrededor de $10 pesos y dejar los vasos completos (cuyo precio iba de $35 a $50 pesos) para nuestras bebidas favoritas.
Además de una excepción en la Cervecería Kili, productores de una ale roja irlandesa con regusto a roble y de una stout con café de Guerrero y Turquía, y de una IPA en el puesto de Baja Craft Beers, una sala de degustación que abrirá en La Cacho a finales de julio, así fue exactamente nuestra tarde. La estrategia de preguntarle a cada productor cervecero hacia dónde dirigirnos a continuación entre un mar de opciones nos funcionó perfecto, quizá incluso un poco elitistamente organizada, al menos para un paladar tan abierto como el mío.
Nuestro tour empezó con Insurgente, administrado por los hermanos Damián e Iván Morales. El rostro prácticamente oficial de la cerveza artesanal en Tijuana, el par parece coleccionar listones cada que se entregan premios.
Aunque su IPA La Luposa sigue ganando competencias de popularidad entre sus cinco mezclas, el sol de la media tarde era perfecto para un tarro de Tiniebla, una Witbier pesada con ralladura de naranja y cilantro pero la más ligera de su alineación. Está pensada para desenganchar a las personas de la Tecate, confesó Iván.
De allí seguimos a la Cervecería Zesde. Los miembros más jóvenes de ACABC's, Alan Castoreña y Enrique Seamanduras son un par de tijuanenses que irónicamente apenas tienen la edad para comprar cerveza al norte de la frontera. El vocablo Danés para "seis", Zesde es una referencia a la calle 6ta, el epicentro del nuevo renacimiento de la vida nocturna en Tijuana que sirvió como lugar de nacimiento para su cervecera. Su roster regular incluye una stout de vainilla, ales británicas y ámbar, la IPA Das Falco (bautizado por el famoso DJ diseñador gráfico de la ciudad) y una lambic de fresa. Pero hoy estaban sirviendo una stout de café y una rubia de miel, ambas hechas especialmente para el Fest.