"Al bajar el caracol era un desastre, la gente estaba peleando porque había personas metiéndose a la fila", contó Ángela, una chica que esperaba a que su amigo cruzara, mientras sostenía una bicicleta de montaña y el casco bien puesto.
El desastre que Ángela contaba se había hecho antes de llegar al concreto que distingue a la infraestructura norteamericana. En un principio habían anunciado que esperarían a la llegada del presidente municipal para inaugurar la entrada, más tarde los oficiales dijeron que se harían hasta tres líneas, fue cuando la gente comenzó a querer agarrar lugar enfrente y a diferencia del otro acceso a San Ysidro, la gente decidió romper la larga fila india.
"Muy desorganizado, estaba lleno de policías. Incluso pregunté si podía pasar con Sentri, me dijeron no, sólo es Ready Lane y regular, llegando aquí me encuentro que sí tienen todas las líneas. Estaban muy mal informados", explicó.
Unos minutos más atrás venía la señora María Vázquez quien contó que todo fue muy rápido a pesar del desastre. "Me tocó que se metió gente, que porque se iban a hacer más líneas y allá ando como por allá y pa´ acá a ver en dónde quedaba, pero aquí bajando ya es otro cuento. Aquí te nivelas porque te nivelas", afirmó.
Al pasar a las ventanillas el humor de la gente se puso menos agresivo al ver las nuevas instalaciones y al darse cuenta que hacían menos fila que en la original entrada peatonal a San Ysidro. "Ahí hacíamos hora y media, para avanzar como dos metros y medio", contó Cynthia Urzua.
Todos parecían contentos con las nuevas instalaciones, que también contaban con una estación de transporte para que los llevara hasta la parada del Trolley. Fue el lado mexicano del que no sabían si lamentarse o reírse de él.
"Había muchos huecos donde si uno tiene una llanta más delgada o de ruta se les va a atorar y desniveles", explicó Ángela, a quien le informaron que no hay acceso para personas con discapacidad, siendo también riesgoso para personas con bastones.
Ángela describió el puente temporal como una montaña rusa para niños que van en carreola, experiencia que fue confirmada por Cynthia quien llevaba a su hija. "Ella iba contenta, yo la empujaba diciéndole que íbamos haciendo como motocross", contó entre risas.
A pesar del buen paseo que tuvo su hija, Cynthia dijo que en realidad sí le parece peligroso. "Dije, ahorita nos agarra un temblor y se cae. Me imagino que si aguanta suficiente peso, porque es demasiada la gente que va a pasar por ahí, es lo único que veo incomodo".
"Dicen que van a arreglar, quién sabe hasta cuando, dijeron que en agosto, pero no dijeron de qué año", bromeó la señora María Vázquez.
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