La película
Paisajes de una ciudad que quizá reconozcamos son ocupados por dos jóvenes aparentemente enamorados. Ulises presenta a su novia Sofía con ocasión de una reunión familiar, en un entorno cotidiano. Pero la oscuridad detrás del Ulises, poco a poco va tomando lugar en el cuadro: el noviazgo es claramente una ilusión que brilla momentáneamente, él quiere advertirla de la amenaza, retractarse de un acuerdo con su familia, pero ya es demasiado tarde.
Una de las formas en las que se organiza la trata de personas fue representada en el filme fotografiado por Carolina Costa, en una de las ciudades más representativas del problema en el país. La llamada esclavitud moderna, fue investigada exhaustivamente por Pablos quien volvió a hacer el guión inicialmente comprado a Jorge Volpi, para quedarse únicamente con el tema, el nombre de la película y el de uno de sus protagonistas.

Las entrevistas hechas a víctimas de abuso sexual le permitieron al director que los jóvenes protagonistas se acercaran mejor al problema: "Antes de cada escena, David me contaba muchas historias de mujeres que han sido víctimas de trata", refirió la actriz Nancy Talamantes. Sin embargo, el método de dirección actoral utilizado fue muy cuidadoso y para obtener las profundas actuaciones de su equipo (tijuanenses en su mayoría), Pablos retomó los recursos del teatro: tomar un recuerdo y proyectar su fuerza emotiva.
El director cuenta que los jóvenes llevaron un taller de actuación durante un mes donde buscó que "se volvieran cómplices", puesto que la confianza iba a ser muy importante durante los rodajes.

Algunos comentarios sobre la película abordaron el tema de la educación en casa y cómo el machismo se volvía un factor nodal en estas condiciones de violencia. A pesar de los señalamientos que condenaban a las niñas "tontas" que se enamoraban fácilmente de sus proxenetas, hubo quienes salieron en su defensa argumentando que la idea del amor se alimentaba socialmente: el "romanticismo" es mucho más complejo.

El público hizo referencia a los casos presentados en la película: múltiples chicas llegan a la casa de citas engañadas por sus parejas (Ulises y su hermano), donde son obligadas a ejercer tareas sexuales por las que deben obtener hasta 6 mil pesos diarios.
Las escenas de sexo explotan las cualidades del sonido y la cámara fija: la mirada profunda que el director pide a sus actores es complementado por sonidos guturales del acto y golpes que demuestran que puede haber más violencia que la de comprar un cuerpo.
"La película sale totalmente de la realidad" reiteró Pablos quien recibió el galardón de Una Cierta Mirada del Festival de Cannes de 2015. Esta es la segunda proyección del filme en la ciudad, gracias a la colaboración de la productora Canana con el Consulado de Estados Unidos en Tijuana. Los cines de la ciudad no han publicado fechas para esta película, pero otra de las películas de David, Una frontera, todas las fronteras (2007) será proyectada los días 8 y 9 de abril con funciones a las 4pm en el Cecut.
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