Elegir el momento oportuno es crucial para el éxito o fracaso final de un nuevo proyecto. En 1995, cuando empezamos nuestra primera compañía de software enfocada en internet de alta velocidad en lugares públicos, la convergencia de la más reciente entrega de Windows, el chip Pentium y la creciente popularidad del correo electrónico habían alineado las estrellas a nuestro favor. Obtuvimos beneficios de eventos sobre los cuales no teníamos ningún control.
Unos años antes, mientras trabajaba en la UC San Diego, lancé una iniciativa llamada Cross Border Connect, cuyo fin era enlazar empresarios de tecnología en San Diego con los de Tijuana. Después de un par de concurridos programas en ambos lados de la frontera, disolvimos la iniciativa porque una empresa tecnológica en Tijuana parecía algo prematuro. Era una buena idea pero no tuvo tracción en ese momento.
Hoy Tijuana es una historia totalmente diferente, de acuerdo a los conferencistas en un evento reciente del San Diego Startup Circle. Es casa de un floreciente ecosistema de innovaciones. En mayo, Tijuana celebró su primer Startup Weekend. La Tijuana Economic Development Corp. (EDC) planea lanzar una organización similar a CONNECT en San Diego, y MIND Hub (un acelerador iniciado en 2011) ha recaudado exitosamente $500,000 para tres de sus compañías.
"Durante más de 50 años, Tijuana ha sido conocida como un centro de manufactura de bajo costo de electrónicos, dispositivos médicos y, ahora, aeroespaciales," dijo Flavio Olivieri, presidente de Tijuana EDC. Ahora la región está enfocada también en crear compañías, porque las nuevas generaciones saben que no pueden depender de las áreas tradicionales de bienes raíces y servicios para ganar dinero, dijo.
Otros factores que contribuyen al incremento en empresas tecnológicas incluyen un cambio en las políticas del gobierno que permitan subvenciones para pequeñas empresas (y no sólo para universidades), un número creciente de ingenieros altamente calificados que han adquirido extenso conocimiento técnico al trabajar en las operaciones industriales de Tijuana, y el establecimiento de Endeavor Baja California, una organización enfocada a identificar y apoyar empresarios de alto impacto.
En 2003, Jorge Arroyo y su socio, Ángel Sánchez, iniciaron Arkus, una compañía de desarrollo de software y una de las primeras firmas de tecnología con base en Tijuana. Arroyo creció en Tijuana y en 1999 obtuvo un título en Ciencias Computacionales de Cetys Universidad, donde conoció a Sánchez. "Nosotros mismos pasamos de la nada a una compañía de 80 empleados", dijo Arroyo.
En un inicio, la compañía se dirigió a clientes en México y el negocio creció lentamente.
"El cambio llegó cuando el gobierno mexicano creó aceleradores en diferentes ciudades de los Estados Unidos para permitir que las compañías mexicanas tuvieran acceso al mercado global," dijo Arroyo, quien pasó un año en Silicon Valley participando en el programa Techba. Allí aprendió cómo atraer compañías y clientes estadounidenses y cómo "las ideas pueden convertirse en una compañía." Ahora, los clientes de Estados Unidos son más de dos terceras partes de los ingresos de la suya.