El guión fue producto de la cercanía con la comunidad Tujoi, con quienes vivió y trabajó a lo largo de cinco años. La mayor parte de los actores que participaron en la película son de dicha comunidad, comenzando por su protagonista Paraiti (Whirimako Black), cantante de jazz que con Mentiras Blancas (2013) obtuvo su primer papel actoral.
La película

Paraiti, es una mujer autóctona maorí que tiene una profunda relación con la naturaleza. De pequeña fue instruida en el conocimiento de las plantas, pero un suceso trágico en su comunidad la dejó huérfana, orillándola a continuar su aprendizaje de manera autodidacta. Nos referimos a la llegada de los colonizadores ingleses a una de las islas de Nueva Zelanda, cuya escena muestra una clara similitud con la violencia hacia los indígenas en el filme The Revenant (2015) de González Iñárritu.
La escena en Maorí representó la masacre perpetrada hacia la tribu Tujoi a principios del siglo XX, cuyo rodaje fue presenciado por 120 miembros de la comunidad, como lo expresó la directora: "para ellos era ver lo que le había sucedido a sus ancestros, lo estaban mirando y fue un momento, para todos los de esa comunidad, profundamente catártico".
Del brazo del río sagrado donde sucedió el evento, nos transportamos a un centro religioso de la comunidad, donde sus miembros realizan a cuadro sus actividades cotidianas. Dana contó que recibieron un poco de instrucción actoral pero que fueron ellos quienes la guiaron para filmar lo que ahí se realizaba. En este entorno reconocemos a una Paraiti adulta, respetada por su sabiduría para aliviar las enfermedades y traer a la vida a bebés, práctica condenada por los ingleses en su territorio.

A través de su papel como partera, conocemos la cosmogonía de la cultura maori que considera cada vientre como un universo. Sus enseñanzas a una joven tujoi que está por dar a luz, visibilizan un poco de ello: la comunicación con el bebé a través del canto y las manos, provocan el movimiento interior (una respuesta) en el cuerpo de la embarazada, quien solicita a Parait atender su parto.
De la condena del parto a la solicitud de aborto
Las intenciones de Paraiti para ver una película en el cine del centro semiurbanizado, se ven interrumpidas por una sirvienta (Rachel House), quien solicita sus servicios desesperadamente. La lleva con la mujer blanca Rebecca (Antonia Prebble) quien sin muchos rodeos pide a la curandera asista un aborto de emergencia. Sin embargo, la negación rotunda de Paraiti, da término momentáneo a la relación con la dueña de una lujosa casa.

Poco después, le comunican que la joven tujoi embarazada está en peligro en el hospital local, donde le impiden acercarse a la chica para asistir la labor de parto. La negligencia de las enfermeras, aparentemente inhabilitadas para recibir al bebé, provocan su muerte y la de su madre.
Paraiti declina a continuar ayudando a su comunidad, y como venganza de la opresión blanca, decide realizar el aborto a Rebecca, un proceso doloroso que deberá consumarse en menos de siete días. La relación de las tres mujeres de orígenes disímiles, muestran los conflictos detrás de la negación de la cultura, del lenguaje materno, el color de piel y los problemas éticos que enfrentan las parteras y las mujeres embarazadas.

La apología al mundo de la herbolaria como materia viva y a la tragedia femenina, son vislumbradas en la fotografía de Alun Bollinger, en medio de un filme esencialmente de mujeres.
El productor de Mentiras Blancas John Barnett, había ofrecido a Danna la posibilidad de hacer una película pero fue hasta que la realizadora mexicana conoció el cuento La mujer medicinal, cuando supo qué tipo de historia quería contar. Cuando obtuvo los permisos para la adaptación libre de la historia, comenzó a trabajar con la tribu Tujoi, "es una película que realmente le pertenece a la comunidad", comentó.
"Se terminó el guión, se tradujo por ellas mismas, se leyó frente a la comunidad, quien estuvo de acuerdo con el contenido". A pesar que desde el inicio de la historia del cine, los directores han mostrado interés en trabajar con comunidades para realizar películas, Mentiras Blancas es representativa de la reciente modalidad cinematográfica que opta por hacer a los miembros parte de la realización.
Entre las aportaciones más simbólicas de la película, Dana compartió con el público de la cineteca una anécdota del trabajo con Whirimako Black, descendiente de la cultura que considera "absolutamente vivos" a sus ancestros. La realizadora cuenta que cuando preguntó a la actriz sobre sus inquietudes o conflictos con el papel protagónico del filme ella le dijo que su abuela (quien era partera), la iba a guiar cuando la visitara al río en el cual dormía.
Para la directora "respetar absolutamente la integridad y la identidad de la historia, en todo sentido, en términos de lenguaje, cosmogonía, actores, significados" fue su principal tarea "para poder redimir parte de una historia que no se habla".
Las declaraciones de Dana se tomaron durante la sesión de preguntas y respuestas realizadas al término de la proyección de Mentiras Blancas el pasado jueves en la cineteca del Cecut. La película tendrá proyecciones este sábado y el domingo 10 de abril a las 8:30pm.
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