A diferencia de José Guadalupe Osuna Millán, que hasta horas antes de tomar posesión aun no sabía si la elección sería anulada, Kiko Vega podrá pasar tranquilo el resto del verano y preparar con relativa calma la integración de su gobierno, pese a que su triunfo fue apretadísimo. Pero cuidado, que Kiko Vega no tiene el camino sembrado de rosas y pese a que los astros parecen estársele alineando en este mes de julio, lo cierto es que enfrentará una hostil cuesta arriba como gobernador y en su sexenio habrá de todo, menos un camino sembrado de rosas. Analicemos aquí los principales retos y focos rojos que enfrentará Vega como gobernador

–Legitimarse políticamente. Aunque apretado, nadie duda que el triunfo de Francisco Vega de Lamadrid en las elecciones fue legal. Pese a ello, Kiko debe legitimarse políticamente ante la sociedad bajacaliforniana demostrando ser algo más que el "menos malo" o el "peor es el Diablo". Kiko Vega no ganó las elecciones despertando un gran fervor ciudadano en las calles o moviendo conciencias como fue el caso de un Ernesto Ruffo. La sensación ciudadana es de hartazgo y descreimiento. Muchos votamos por Kiko Vega no porque lo consideráramos un buen candidato, sino porque era el único remedio a la mano para no ser gobernados por Fernando Castro Trenti y sus secuaces. Por ello la tolerancia de la sociedad será mínima. Kiko no tiene demasiado margen de error ni periodo de tolerancia. Debe comenzar con rumbo firme y acciones contundentes o de lo contrario empezarán a lloverle críticas.
–Asumir el total liderazgo de su gobierno y evitar la división interna. Uno de los principales focos rojos para Kiko Vega,es el campo de batalla panista en que se puede convertir su administración. Las guerras internas azules lo hicieron fracasar como alcalde y Kiko nunca fue capaz de asumir un liderazgo pleno y darse a respetar en Palacio Municipal. Vega de Lamadrid tiene el gran reto de conformar un equipo plural, diverso, con gente a la que le pueda delegar con los ojos cerrados, pero no debe olvidar que él debe ser el único capitán del barco. De entrada veo una posible confrontación entre los "huérfanos" de Francisco Blake, encabezados por Óscar Vega (que será el hombre fuerte del sexenio) y el grupito Tijuana de Jorge Ramos, Jesús González Reyes, Enrique Méndez y compañía. Para desgracia de Kiko, la derrota de Alejandro Monraz deja desempleados a miles de panistas de ese grupito, que al no poder prenderse a la ubre de Palacio Municipal, se irán como marabunta en busca de puestos estatales. Alerta roja para Kiko.

–Necesidad de tender puentes y contar con un interlocutor en Congreso– Kiko gobernará con el Congreso más plural y equilibrado de la historia de Baja California. Su relación con el Legislativo puede ser la madre de todas sus batallas. Si no tiene tacto político y mano izquierda, el Congreso puede volverse su pesadilla. Kiko debe tener un hábil interlocutor que sepa tender puentes con los legisladores. Si Óscar Vega queda como secretario de Gobierno, ese será el gran reto de su gestión. Al mismo tiempo, Kiko debe tener un aliado incondicional entre los diputados que además de conducir la fracción panista, sepa tejer acuerdos. ¿Podrá Cuauhtémoc Cardona con el paquete?
–Mantener una sana relación con el Gobierno federal– Una cosa es que Enrique Peña Nieto haya sido tolerante con el triunfo de Kiko Vega y haya dado la orden de no impugnar la elección, pero otra cosa muy distinta será que le brinde apoyo como gobernador. Cuesta mucho creer que a Kiko le vayan a tomar las llamadas a la primera en San Lázaro o en la Secretaría de Hacienda cuando clame por recursos. Puede que no lo discriminen abiertamente, pero tampoco lo van a consentir y a colmarlo de recursos extraordinarios y obras federales. Lo peor que podría hacer Kiko sería enojase y pelearse con Los Pinos, pues lleva todas las de perder. Paciencia y mucho tacto a la hora tocar la puerta y extender la mano.