Sandra Dibble del San Diego Union-Tribune escribe sobre los resultados de un reporte publicado el viernes pasado y entregado al secretario de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) y entrevista a varios grupos y científicos del Comité Internacional para la Recuperación de la Vaquita (CIRVA), establecido por el gobierno de México. Ellos han luchado en los últimos años para mínimo detener el declive poblacional de la especie, que es resultado principalmente de la pesca ilegal de otra especie en peligro de extinción: la totoaba.
Entre los científicos está Barbara Taylor, una bióloga conservacionista del Centro de Ciencias de Acuacultura del Suroeste de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica en La Jolla, quien es cojefe del estudio sobre la vaquita.

Foto: NOAA, vía Wikimedia Commons.
El programa implementado el año pasado consiste en activar un "polígono" al norte del Golfo de California, en donde se prohíbe la pesca con red y se busca estudiar a la vaquita durante dos años, compensando a los pescadores afectados monetariamente.
Taylor acepta que "estaríamos mucho peor si no se hubiera implementado la prohibición [del año pasado]" pero no es suficiente. La prohibición tiene que ser permanente, no solo de dos años. Lorenzo Rojas-Bracho, el presidente del grupo, dijo en un comunicado que se debe de continuar con la prohibición pero también fortalecer su aplicación "si queremos tener esperanzas de salvar a la vaquita".

El polígono en donde se prohíbe la pesca con red.
Según el estudio, en 1997 había 567 vaquitas, 245 en el 2008 y tan solo 60 ahora en el 2015. Taylor alerta que, si continúa la pesca ilegal de la totoaba que afecta a la vaquita, para el 2022 ya no habrá ni una más.
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