Todo comenzó hace dos años, en la Copa Mundial de Fútbol cuando Brasil fue sede. La primera vez que se conocieron fue a un lado de la estatua de 30 metros de aquel cristo con los brazos extendidos. Unos 600 kilómetros más tarde se volvieron a encontrar buscando repuestos para motos y de ahí el camino ya no los separó.
"Viajar no es tan difícil, si uno tiene ganas y sabes hacer algo, la gente te va a dar la mano siempre", cuenta Juan Ignacio al recordar que al llegar a Chile se quedaron sin "plata" y empezaron a vender collares y pulseras para poder llegar al final de su ruta.

En Argentina, Pablo trabajaba de mensajero con la misma moto con la que comenzó el viaje, una 125, aquellas que son comunes entre repartidores de comida. Mientras que Juan dejó de mantener piscinas para subirse a recorrer Latinoamérica en una moto similar a la de su amigo.
Después de diez países, aceite, repuestos de motocicleta, paisajes y nuevos amigos, los dos argentinos llegaron a Tijuana donde pasaron dos semanas, probaron la ensalada césar y celebraron el fin de su viaje de 35 mil kilómetros.


"El 99% de la gente en todos los países, en todas las ciudades, es buena onda", decía Juan Ignacio acomodándose una camiseta de talla notablemente más grande con la leyenda de I Love Tijuana.
Pablo, de 27 a quien Juan llama Pablito por eso de que es menor que él por seis años, relata que en cada lugar que llegaban les advertían sobre los peligros que había en otros países, inseguridad a la que no se enfrentaron en ningún lugar donde pararon.
Ahora van de regreso a Buenos Aires, en las mismas motos, pero un paso más rápido porque a Pablo se le vence la licencia de conducir en febrero.
Ambos comparten el gusto por pasear y conocer, pero probablemente sus próximos viajes los hará por separado. Ya que Pablo no descansará hasta cruzar su moto por África, mientras que a Juan le gustaría descubrir Europa, pero no sabe si en bici o en moto.
Juan anima a cualquiera que tenga deseos de viajar, asegurando que lo difícil es tomar la decisión pero al irse todo es más sencillo de lo que parece. "Me imagino que voy a tener 70 años y voy a seguir arriba de la moto", dijo.

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miranda.garcia@sandiegored.com