Desde el anuncio de su triunfo en las urnas electorales, la presidencia de Felipe Calderón siempre dio de que hablar, el décimo día de su mandato declaró una guerra en contra a la delincuencia, una guerra que muchos piensan que le costó la presidencia al pan las últimas elecciones.
Después del alto índice de mortalidad que trajo esta guerra en contra del narcotráfico, México se tiñó de sangre y la banda presidencial fue devuelta al PRI, tal vez el peor castigo para el Partido Acción Nacional.
Calderón intentó según expertos, buscar culpables al decir hace unos días "Me hubiera gustado hacer más, pero Dios sabe por qué pone a determinadas personas en determinadas circunstancias." ¿Dios? Para un pueblo tan religioso como es el mexicano, mencionar a Dios es cosa sería, las críticas no han cesado al considerarse que lo culpa de lo ocurrido en el país.
Entre las personas que han criticado al aún Presidente azul se encuentra Bernardo Barranco, estudioso de las religiones que dijo al periodico "La jornada "Usa la providencia a Dios, el destino superior, para justificar su gran fracaso, porque sabe que va a ser muy mal juzgado."
El día de su toma como Presidente en Diciembre del 2006, sello una alianza con el Ejército, la Marina, la Secretaria de Seguridad Pública y el PRI donde se le garantizo su toma de protesta después de que se intentó boicotear el acto y se impugnaron las elecciones, curiosamente una situación extremadamente parecida a la que se vive hoy en día con el presidente electo Enrique Peña Nieto.
Hay quienes opinan que Calderón traicionó los valores de humanismo del partido en su lucha contra el narcotráfico y tuvo una absoluta insensibilidad ante los deudos, abandonará Los Pinos como la oveja negra del partido, su fundador Manuel Gómez Morín, quien en 1939 advirtiera a los primeros panistas: el mal no es fatal.
No solamente Calderón utiliza frases alusivas a Dios, las personas más allegadas a él también tienen esta costumbre, como es el caso de su esposa Margarita Zavala de Calderón, si bien es cierto que frases como "Lo que Dios quiera", "Primero Dios" como tantas otras, son comunes en el vocabulario del mexicano, no debería serlo en discursos realizados por el primer mandatar de México, después de todo ¿Dónde queda la separación de Iglesia, Estado?
En septiembre de 2011, se mostró preocupado por cómo iba a aparecer en los libros de historia, y anticipó: probablemente voy a ser recordado por el tema de la violencia, y probablemente con mucha injusticia. No se puede olvidar el 23 de junio cuando en el castillo de Chapultepec, vivió un encuentro con Javier Sicilia y otras víctimas de la violencia, a quienes abrazó después de haber sido criticado por mostrarse frío meses antes frente a las lágrimas y reclamos de María de la Luz Ávila, madre de dos jóvenes muertos en Villas de Salvárcar, a quienes él erróneamente llamó pandilleros.
Intentó justificar sus fallas al realizar spots, diálogos y un documental llamado Royal Tour donde pretendía mostrar un México en paz, pero la cifra de muertos y las acusaciones de violaciones de derechos humanos cometidas por las fuerzas federales solo incrementaron. Sin dejar fuera la guerra contra el narcotráfico.
El gabinete calderonista fue otro talón de Aquiles no reconocido por el Presidente, pero que al final se tradujo en 24 cambios, más que los hechos por Ernesto Zedillo, quien tenía el récord de 23 cambios. Además de la muerte de dos de sus secretarios de gobernación, un sexenio trágico sin duda.
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