Parecería iluso creer que la situación ha mejorado. De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), una de cada tres mujeres experimentará violencia por parte de su pareja. Otro estudio reciente de la ONU en almenos media docena de países en Asia, 1 de cada 4 mujeres ha sido violada.
Sin embargo, a pesar de la horrible situación de las cosas, hay un poco de esperanza con un cambio que se ha ido generando a nivel mundial. Cada vez son más los hombres que se unen a grupos contra la violencia a la mujer y cada vez hay más declaraciones de hombres hablando la importancia de fomentar programas que reduzcan todo tipo de violencia de género.
Los hombres se han unido a estos grupos en India, Africa e incluso en algunos países del Medio Oriente, para protestar en contra de los altamente publicitados crímenes de género en sus países. En Europa y América son cada vez mayores las manifestaciones. Hombres y mujeres hacen un llamado a sus gobernantes para que tomen acción y hagan valer las leyes que las protejen como seres humanos y como ciudadanos.
El reto ahora es ir más allá. Las protestas y las marchas logran captar la atención del problema pero no es suficiente. El día de hoy comienzan a implementarse programas de prevención y educación en niños y jóvenes. Una reciente encuesta realizada a 15,000 hombres en 10 países muestra 2 factores en común.
Primero, los hombres que crecieron en hogares donde hubo violencia de género, tienen mayor tendencia a repetir patrones en contra de su pareja en comparación de aquellos que crecieron en hogares normales. Segundo, los hombres que cometen actos violentos en contra de su pareja tienen tendencia a identificarse con estereotipos de masculinidad, incluídas las nociones de que el hombre es superior a la mujer y que tienen "derechos" con el cuerpo de su pareja. Como indican diferentes estudiosos y activistas feministas, la violencia de género está relacionada con la inequidad de las relaciones de poder, y a su vez, la violencia también resulta por la manera en que los hijos son criados y los estándares inalcanzables de los que "ser hombre" significa.
Terminar con la violencia de género tomará más que una simple campaña de prevención como la del alcoholismo y tabaquismo, se debe atacar la raíz del problema. En diferentes partes del mundo ya se encuentran entrenando a los maestros para educar a los jóvenes sobre el respeto a la mujer.
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