A nivel mundial, 41 periodistas han sido asesinados en lo que va del año y 130 han sido encarcelados. Peor aún en un informe mundial publicado por Reporteros Sin Fronteras, México es considerado como uno de los países más peligrosos del mundo para ejercer la profesión, donde las muertes son llevadas a cabo por el crimen organizado o incluso las propias autoridades corruptas.
Sin irnos muy lejos, el caso más reciente y un claro ejemplo es el fotoperiodista Rubén Espinosa, quien dejó Veracruz para irse a México tras recibir varias amenazas, al ser acosado por su trabajo. Fue encontrado sin vida el 3 de agosto del 2015 en un apartamento en la ciudad de México.
Hemos tenido la oportunidad de viajar a Michoacán y escuchar la voz de Alan Ortega, un fotoperiodista de Cuartoscuro (agencia mexicana dedicada a la fotografía y la información periodística desde 1986, donde también laboraba Rubén Espinosa), quien compartió con nosotros el ambiente que se vive en México para quienes ejercen en el medio.
Ortega, quien también colabora en Reuters, lleva alrededor de 8 años trabajando seriamente en el campo, enfocado principalmente en el ámbito social y en el "momento decisivo", una filosofía del fotógrafo Henri Cartier-Bresson y considerado como el padre del fotorreportaje.
Ortega recalca que su trabajo lo hace para el pueblo y que no tiene ningún compromiso con el gobierno: " Lo más importante de Cuartoscuro sería lo social, nuestro compromiso no es con ningún gobierno, mi compromiso es con el pueblo lo que dice el gobierno yo lo cuestiono, pero lo hago con argumentos, con lo que nos dice la gente, la gente aquí tiene la última palabra " añade.
Al preguntarle sobre alguna situación de riesgo que se le ha presentado, compartió con nosotros un evento que ocurrió el 15 de octubre del 2012, cuando normalistas habían secuestrado al menos unos 100 camiones por la normal de Cherán (Escuela Normal Indígena De Michoacán).
"Durante la noche la policía federal se estaba movilizando hacia la normal de Cherán para detener a los estudiantes y confiscar los camiones que tenían detenidos". Fue entonces cuando alrededor de las tres de la mañana llegaron los agentes federales. Al principio no hubo violencia, pero 10 minutos después se los llevaban en un autobús, mientras que algunos corrían hacia el cerro.
Los comuneros, quienes eran los padres, comenzaron a llegar enfurecidos con palos y piedras, quemaron tres patrullas y replegaron a los federales. Cuando los federales regresaron de haberse llevado a los normalistas, comenzaron a romper cristales y prender fuego a todos aquellos carros que se encontraban en su camino.
Alan Ortega nos relata que fue entonces cuando decidió bajar del cerro, debido a que su carro se encontraba dentro de lo que parecía ser un campo de combate. "Vi mi carro todo madreado, en eso veo también pasar a federales con personas sangrando y dándole toletazos a la gente, quise tomar una foto y el federal me dijo que si la tomaba me 'p*teaba ".
Foto: Alan Ortega
Trabajar en Michoacán con la Ola de Violencia
Esta prohibición al periodista, obstaculizando su trabajo, es solo un pequeño ejemplo de cómo las mismas autoridades mexicanas en los mejores de los casos intimidan la libertad de prensa. Sin embargo, los cárteles del narco juegan también una pieza importante en esto.
En agosto y septiembre del 2013, Alan Ortega viajó a Aquila, Michoacán, acompañado de un canadiense quien realizaría un foto-documental. En ese entonces las autodefensas aún no entraban al pueblo, "Yo ya había ido como tres veces dos días antes de que entraran las autodefensas, fui a comprar agua en una plaza de Aquila y se me acercó un tipo en la noche y me dijo 'Nomas te quería ver, te voy a partir tu madre' relata Alan.
Ante esto, 15 minutos después pasaron por Alan y se lo llevaron a la sierra, donde se encontraban las autodefensas y pasaron la noche ahí. En la mañana su compañero prefirió irse, pero él se quedó ahí para entrar al día siguiente con las autodefensas al pueblo, " fue una experiencia loca, porque todavía estaba de madrugada y las autodefensas primero fueron a desarmar a los policías municipales, como a las 7:30 a.m ya tenían controlado al pueblo, hasta algunos detenidos tenían, después de eso me quedé un día completo".
Afortunadamente ese día nada le ocurrió a Alan, pero nos comenta que anteriormente a este encuentro, las autodefensas le habían informado que los cárteles estaban pidiendo 200 mil pesos por su cabeza y otros 200 por la de su compañero "eso fue lo que más me dio miedo por eso corrí cuando el sicario se me acercó".
Trabajar con la ola de violencia es muy difícil debido a que todo ocurre en la noche, no hay condiciones, en cualquier momento te puede tocar. Sobre todo en Michoacán, si tomas una mala decisión "te puedes quedar ahí". Por ello, Alan asistió a un curso de seguridad para coberturas de riesgo, donde le enseñaron algunos protocolos, curso de paramédicos y qué hacer después de una cobertura de riesgo.
Sin embargo, el 6 de enero del 2014 no siguió al pie de la letra el protocolo. Las autodefensas se encontraban avanzando en Antúnez, mientras que Alan con otros compañeros iban tras de ellos. Fue entonces cuando recibieron un reporte: los Templarios estaban quemando carros en la carretera, por lo cual, decidieron adelantarse para tomar algunas fotografías.
Foto: Alan Ortega
El problema fue cuando los Templarios los vieron y se llevaron a uno de sus compañeros. De nuevo salió ileso, pero sí perdieron artículos como computadoras y lentes para cámara.
No hay solo peligro en este trabajo, sino también momentos impactantes como la muerte del niño Idilberto Reyes en Ostula el 15 de julio de este año. Ortega estuvo cerca con los padres y conocidos del niño, donde nos comenta la situación " Fue una noticia muy impactante, además vivirlo y estar ahí, compartiendo el dolor de los padres y de la gente, te dan más ganas de hacer las cosas mejor, de darles la voz lo más claro posible y de pasar su dolor para informar a la gente de cómo están pasando las cosas".
Foto: Alan Ortega
Recalcó que el gobierno que tiene actualmente Michoacán le encanta esconder o evitar la verdad, por lo cual hacen sus comunicados oficiales y dicen lo que quieren, pero en realidad "la gente es la que se está jodiendo".
¿Cómo ha sido trabajar en la profesión a raíz del asesinato del fotoperiodista Rubén Espinosa?
[sidebar]"Dicen que la foto que publicó Rubén Espinosa en Proceso fue la gota que derramó el vaso."[/sidebar]
El fotoperiodista Rubén Espinosa, fue encontrado sin vida el 3 de agosto del presente año en un apartamento junto con otras cuatro mujeres.
Debido a que Veracruz es uno de los estados más peligrosos para desempeñar el periodismo, Ortega, junto con otros compañeros, ya habían hablado con Espinosa sobre los riesgos que traería su trabajo.
" cuando ya estás en ese lenguaje con un personaje muy poderoso, ya no es sano, es mejor zafarte y ponerte a hacer otras cosas"
Este suceso, que Alan tacha como "rebasó todos los límites", ha ocasionado que los fotoperiodistas tengan miedo de ejercer su profesión dentro de este país. No obstante, al mismo tiempo el peligro los ha unido, se cuidan entre sí, son más atentos y más precavidos.
El estado mexicano a raíz de lo que le pasó a Rubén Espinosa "está demostrando que es una m*****", debido a que el fotoperiodista había decidido irse al DF para refugiarse y ya dejar todo atrás.
"Lo que esperamos y seguimos exigiendo es que se haga justicia, que se encarcele a Javier Duarte, porque es el autor intelectual" afirma Alan. Además, pide a sus compañeros que se cuiden más y que no corran tanto riesgo debido a que el país se está convirtiendo más peligroso.
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