Toronto (Canadá), 4 ago (EFE).- Los hispanos regresan a los concesionarios de automóviles en Estados Unidos, después de haber sido uno de los colectivos más afectados por la crisis económica de los últimos años, aunque ahora buscan vehículos más eficientes y de menor consumo.
Según datos recientes de ventas en Estados Unidos recogidos por la firma de estudio de mercados Polk, los hispanos que tradicionalmente se han mostrado más interesados en adquirir camionetas o todoterrenos grandes adquieren un creciente número de autos pequeños y con menor consumo.
Hace tres años, Toyota era la marca preferida de los hispanos, con un 22,4 % del segmento, según los datos de Polk. A continuación se situaban Honda (12,7 %), Nissan (11,9 %), Chevrolet (10,9 %) y Ford (9,7 %).
Polk señaló recientemente que mientras en el conjunto del mercado el 51 % del incremento de volumen de ventas procede de autos utilitarios, entre los compradores hispanos ese porcentaje se eleva hasta el 67 %.
Ford, el principal fabricante estadounidense que más cuota de mercado ha ganado, especialmente en el segmento de autos, ve en este cambio de tendencia una vía para capitalizar la fortaleza de sus modelos Fiesta, Focus y Fusion.
"A los hispanos les gusta el estilo del Fiesta y el Focus. Todos los que tengo se venden inmediatamente", afirmó a Efe Fernando Varela, el presidente de All Star Ford de Texas, una red de tres concesionarios que el año pasado vendió unos mil vehículos.
Dave Rodríguez, gerente de Mercadotecnia Multicultural de Ford, declaró a Efe que "nuestro nuevo Fiesta está teniendo mucho éxito en el mercado hispano. Y ahora estamos esperando ver cómo es recibido el nuevo Focus en el mercado hispano".
La experiencia de Varela es que los precios de la gasolina determinan el tipo de vehículo que los consumidores buscan.
"Hace tres o cuatro años, tuvimos un importante cambio de grandes vehículos a coches pequeños. Tan pronto como el precio de la gasolina volvió a bajar, vinieron corriendo para dejar esos pequeños coches" dijo Varela.
Pero ahora, los compradores hispanos no están reaccionando de la misma forma: "Esta vez, no vemos a la gente apresurarse a cambiar de autos, son más precavidos".
La razón está en que, según los expertos del sector, cuando la gasolina subió con fuerza hace tres o cuatro años la población hispana se vio más afectada que la media.
Ahora, la mejora de la situación económica en Estados Unidos está permitiendo que los compradores vuelvan a los concesionarios y se da la circunstancia de que, porcentualmente, los hispanos lo están haciendo en mayor medida, aunque con un cambio de mentalidad, más interesados en la eficiencia de consumo y la tecnología que en el tamaño.
"Hace años, cuando vendíamos más camionetas y todoterrenos grandes a los hispanos, muchas veces compraban esos vehículos porque sentían que habían llegado a un estatus económico que les permitía un vehículo grande", explicó Varela.
Sin embargo, "hoy parece que se sienten más cómodos diciendo que han llegado a ese estatus pero quieren comprar un auto más pequeño porque se adapta mejor a su estilo de vida", añadió.
"Los jóvenes, muchos de ellos la primera generación nacida en Estados Unidos, tienen una conciencia más 'verde' -apuntó-. Para ellos, comprar un todoterreno es un problema medioambiental. Para mi eso ha sido una sorpresa".
