Sin embargo, el acercamiento que se la ha otorgado a drogas más peligrosas como la heroína va por otro lado. La dependencia a este narcótico es particularmente delicada ya que su consumo genera tolerancia rápidamente y el síndrome de abstinencia suele ser brutal durante la rehabilitación. Debido a esto, países como Irlanda pretenden desacelerar el impacto de esta epidemia creciente con apoyo a los consumidores.
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Lo anterior se manifestará en cuartos supervisados donde los consumidores se podrán inyectar con jeringas limpias y contarán con alguien que los detenga cuando sus impulsos atenten contra su vida. Se espera que esto reduzca las infecciones y sobredosis, aportando un ambiente de confianza para motivarlos a abandonar el vicio de manera segura y efectiva. Esto ya se realizó en España, país donde disminuyeron drásticamente las muertes por sobredosis y los casos de VIH.
Cabe destacar que medidas como la anterior de ninguna manera pretenden promover el uso de drogas, es más, se ha comprobado que la prohibición NO reduce el consumo y que la legalización NO lo aumenta. Hay otros estudios que demuestran que la naturaleza de la adicción no se reduce a los componentes químicos de las sustancias, sino que también el factor de la "jaula" o contexto psicosocial juega una parte crítica en los hábitos de consumo.
Vía IFLScience
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