En México, muchos viven con la mano extendida. Con la palma abierta. Esperando la próxima dádiva del próximo político"
"Y donde no hay impuestos recaudados, no hay gobiernos eficaces. No hay un Estado que invierta en su población"
"Hemos erigido un andamiaje político, social, cultural basado no en el mérito sino en las relaciones"
"Algo está mal. Algo no funciona. Tiene que ver con una cuestión profunda, histórica, estructural".
En fechas recientes la politóloga Denise Dresser participó en el evento denominado 16th Annual Sister Sally Furay Lecture en la Universidad de San Diego. Ahí Dresser impartió una conferencia mediante la cual hizo diversos comentarios sobre la situación actual en México, especialmente todo lo que gira en torno a las elecciones. En ese contexto también tuvo oportunidad de retomar algunos aspectos muy importantes sobre su libro "El país de uno", recientemente publicado.
Siguiendo su estilo tan audaz y mordaz, Dresser consideró en su conferencia que los cambios en México son difíciles puesto que la clase política está lo bastante cómoda en su situación actual, algo que obviamente inhibe cualquier agenda de reformas.
Ahora bien, en @binomio1mas4 nos dimos a la tarea de revisar su libro y nos hemos encontrado con varias sorpresas. En primera instancia, al escuchar el título uno considera que se refiere al régimen político presidencialista. Sin embargo, Dresser nos dice "no es el país de los diputados o los gobernadores o los burócratas o los líderes sindicales o los monopolistas. Es el país de uno. El país nuestro. Ahora y siempre".
Su libro es una declaración de verdad, o al menos así ella lo establece cuando sostiene que "en México mostramos una peligrosa inclinación por ordenar superficialmente la realidad en vez de buscar su transformación profunda. ( ) La reverencia al status quo que tantos mexicanos despliegan contribuye a inhibir el cambio, a embargar el progreso, a coartar la creatividad". No es poca cosa, en la línea del Laberinto de Paz, Dresser pretende sacudir la conciencia mexicana, nos invita a desempolvarnos y protestar contra la realidad imperante.
Esta obra adquiere un valor específico no sólo porque nos muestra un estado de las cosas en México, también propone fórmulas para revertir situaciones que son tan negativas en la economía y la educación, tan solo por citar dos casos. Estamos en temporada electoral y todos tienen una opinión, mientras que los candidatos nos quieren convencer de que son la mejor opción. Para Dresser no parece ser suficiente, hay que llevar el decir a la acción. Ella es congruente con lo que dice y hace.
Si bien hace en su libro una crítica demoledora, también se le pudo captar participando a lado de los universitarios en la marcha del pasado 19 de mayo contra Enrique Peña Nieto en la Ciudad de México. Sostiene en su libro "yo creo en el poder de llamar a las cosas por su nombre. De descubrir la verdad aunque haya tantos empeñados en esconderla. De decirle a los corruptos que lo ha sido; de decirle a los rapaces que deberían dejar de serlo; de decirle a quienes han gobernado mal a México que no tienen derecho a seguir haciéndolo".
Tras su conferencia, tuvimos una breve oportunidad de conversar con ella y en pocas palabras insistió en la necesidad urgente de la participación. Dresser nos invita a la reflexión y a participar.
Usted durante su conferencia comentaba que hay un pacto muy consolidado que evita cambios en México, si esto es así ¿Cómo participan los ciudadanos en un esquema tan cerrado?
A martillazos, generando fuentes propias de información y de crítica. Tal como lo hacen ustedes con su sitio de internet.
¿Entonces ahí se construye ciudadanía?
Sí, va a tardar mucho pero va a ser la única manera.