Un guardia de seguridad lo sacó del salón por la fuerza y ese mismo día se reportó que las autoridades noruegas lo detuvieron acusado de alterar el orden. Previo al incidente, Cortés Salas ya había solicitado asilo político en el país nórdico donde llevaba dos semanas viviendo. Esto, argumentando que si regresaba a México podría correr el mismo destino que los normalistas asesinados la noche del 26 de septiembre.

Al ser aprehendido se habló de un expulsión inmediata y otras posibles represalias. No está de más comentar que Noruega rechazó su solicitud de obtener el asilo, aunque también se le fijó una multa por 15 mil coronas noruegas, el equivalente a 2 mil 098 dólares, para dar por concluido su caso en el ámbito penal.
Un comunicado de la policía notificó que el mexicano seria transferido a la Unidad de Extranjería para su traslado inmediato al Centro de internamiento para Extranjeros de Trandum, ubicado al norte de la capital noruega.

La mañana del miércoles, Adán Cortés irrumpió con una bandera de México que presentaba manchas 'rojo sangre' en alusión a las muertes violentas de los normalistas que primero fueron abatidos por la policía municipal de Iguala, Guerrero, y posteriormente por miembros del crimen organizado.
Al llegar hasta los galardonados del Nobel, Cortés rogó por la intervención de Malala Yousafzai, la valiente paquistaní de 17 años que fue reconocida por su lucha contra la represión de los niños y jóvenes, además de abogar por el derecho a la educación para las mujeres.
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Elizabeth.rosales@sandiegored.com