MÉXICO.- Este gobierno parece dar señales de que de plano está tirando la toalla. Si no es la corrupción o el conflicto de intereses de sus secretarios, lo es el Presidente Peña Nieto con nuevas propiedades que le fueron "cedidas", o la violencia del crimen organizado que no se detiene, el listado no tiene fin. Y en ese contexto, la cacareada reforma educativa, la piedra angular para llevar a México al siglo XXI, de plano se fue al carajo, y el peñanietismo parece no entenderlo en su autismo. Pesó al final más el chantaje de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación que la necesidad del país para garantizar un buen sistema educativo. Mientras tanto, el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación contempla y toma nota.
Y a resultas del chantaje, la Secretaría de Educación Pública de plano salió el viernes pasado a comunicar que la evaluación a los docentes quedaba mejor para otra ocasión. Lo que sorprendió fue la "indisciplina" del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación, que en un comunicado propio exigió a la SEP que deje sin efecto la suspensión pues atenta contra el artículo tercero constitucional y sus leyes reglamentarias.
Nuevamente se asoma en esta "negociación" la mano del subsecretario Luis Miranda, quien sólo entiende como estrategia abrir la chequera y ceder todo lo que sea posible. Con estos mariscales en el campo de batalla, el Presidente Peña Nieto nada tiene que hacer. Su sexenio está acabado. Hoy fue el chantaje en la reforma educativa el que tuvo éxito, mañana otros grupos de presión también harán lo propio con la reforma laboral, la energética, telecomunicaciones y así sucesivamente.
Queda en el aire la pregunta si el poder ejecutivo puede suspender una reforma que constitucionalmente fue aprobada en la Cámara de Diputados. De la reforma educativa se han dicho muchas cosas, que si es más una reforma laboral o que no atiende los problemas del sistema educativo, lo que si es cierto es que una evaluación docente bien pensada y diseñada hubiera dado garantías para mejorar sustancialmente los indicadores de desempeño de alumnos y profesores. Después de todo, si nos interesa el futuro del país, ello transita necesariamente por el sistema educativo mexicano.
A pesar de ello, para el gobierno de Peña Nieto, las amenazas y la violencia de los grupos como la CNTE para boicotear las elecciones parecieron un argumento más que contundente para tumbar esta reforma. El gobierno concede para "evitar" la violencia, y así permite la imposición de unos cuantos al interés del país. Veremos qué piensa cuando este y otros grupos le pidan las llaves de Los Pinos. Y solo apenas hace unos meses, Peña Nieto y su grupo de cretinos eran los grandes reformadores de México para el siglo XXI y terminaron jodiendo al "mexican moment".
Resta: En el centro cívico en Mexicali debería tomar nota el "gobernador" Vega, quien si bien no está impulsando ninguna gran reforma, si tiene bastantes problemas para mantener la gobernabilidad. Ahí está San Quintín, la violencia, y el conflicto con los profesores. A ver si ya se pone las pilas.
Editorial@sandiegored.com