El sexenio durante el cual Felipe Calderón Hinojosa fungió como Presidente de México, pasará a la historia como uno de los más violentos que ha atravesado el país.
En reiteradas ocasiones, se ha hablado de la gran cifra de muertos y desaparecidos, más de 60 mil vidas que se han perdido durante la lucha contra el narcotráfico. Y hoy, tanto el diario El Universal como la revista Proceso en conjunto con la Procuraduría General de la República (PGR) han revelado que por lo menos 1300 personas fueron decapitadas.
Sumando la práctica letal a la aparición de narcomantas, cadáveres colgados de puentes y cuerpos de víctimas que fueron disueltos en ácido, los grupos criminales han utilizado estas estrategias para crear intimidación en la población y disputar territorios con otros grupos de poder, además de incrementar su reputación como grupos violentos y otros fines propagandísticos.
Las estadísticas muestran que los estados más afectados por estos incidentes son o fueron Chihuahua, Guerrero, Tamaulipas, Durango, Sinaloa, Estado de México, Jalisco, Coahuila, Veracruz y hasta hace un par de años, Baja California.
Actualmente, tanto la población como grupos de empresarios y funcionarios de gobierno, han incrementado sus actividades en la lucha con el crimen organizado y se espera que los índices de violencia se reduzcan aún más. Por ejemplo, ciudades fronterizas como Tijuana y Ciudad Juárez, han observado que sus ciudadanos regresan a la ciudad luego de que se hubieran alejando por las amenazas de seguridad.
Brenda.Colon@sandiegored.com