
A todos nos ha pasado al menos una vez en la vida; ser quien se encuentra en la zona del amigo, o quien asigna el lugar. No siempre podemos corresponder o ser correspondidos, ya que diversos factores intervienen en el proceso de selección de una pareja.
Psicológicamente se dice que escogemos como pareja a personas que nos recuerdan a nuestros padres y que de una mala relación con el padre o la madre, según corresponda, es de donde nace la obsesión de algunas personas por mantener relaciones tóxicas.
Científicos evolutivos dicen que los criterios de selección tienen que ver con una cuestión de preservación de la especie y que buscamos rasgos específicos en el sexo opuesto para alimentar nuestra necesidad inconsciente de procrear. Por ejemplo: caderas anchas en la mujer son símbolo de fertilidad, mientras que un hombre alto y de espalda amplia, ofrece una sensación de fuerza y mayor protección.
También se habla del olor de las personas (feromonas) y de lo importante que es el primer beso entre dos personas, ya que por medio de la saliva se intercambia importante información genética que activa ciertas funciones del cerebro, "básicas y animales, que nos indica si la pareja es buena en términos de reproducción, el grado de compatibilidad genético y si está sana".

Cuando alguno de estos aspectos falla, entonces entra en juego la zona del amigo, y sin importar lo buena personas que seas, lo leal, detallista o guapo, la relación simplemente no trascenderá.
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