A sus 28 años, el australiano utilizó sus manos para subir, mientras un amigo le sostenía los pies.
Su historia comenzó cuando a los 17 años, sufrió un accidente en moto que lo dejó parapléjico.
Pero logró algo sorprendente, ascender a más de 5 mil metros por la cara sur del Everest y sueña con participar en la categoría de natación de los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020.
Su dedicación, fortaleza y apoyo de sus amigos y familiares han logrado que día a día se impulse, logrando derribar barreras y esta vez escalar el Everest.
Necesitó diez días para ascender, desplazándose sobre un terreno rocoso y de gran altitud en silla de ruedas cuando era posible o bien con las manos o siendo llevado en algunas ocasiones.
Me costaba respirar porque andaba sobre las manos, pero recuerdo simplemente haber mirado hacia arriba y haber visto a una veintena de personas. Cuando llegué, todos empezaron a aplaudirme.
Se entrenó durante ocho meses para este reto, haciendo ejercicios cardiovasculares y musculares diarios para reforzar la parte superior de su cuerpo.
No cabe duda que cuando se desea algo se puede lograr, aún habiendo mil razones para no creerlo.
Información La nación